“La aplicación de las nuevas tecnologías en la recogida de datos médicos en el terreno es una prioridad”
Innochallenge es la puesta en marcha de un ecosistema de personas, expertas o no, que intercambian ideas y, de paso, crean nuevas alianzas. Es una técnica que se utiliza por muchas instituciones para decidir cómo abordar un reto: son grupos interdisciplinares que buscan soluciones, cada uno aportando su conocimiento de un área determinada.

Es, por tanto, un ecosistema conveniente para la labor de MSF: desde en sus inicios, los primeros equipos de la organización aprendieron a bregar con problemas y buscar soluciones ante excepcionales retos médicos y logísticos. No hay que olvidar que el objetivo de MSF no es fácil: llevar ayuda humanitaria a miles de personas que viven en condiciones muy precarias y que sufren una situación de crisis en lugares en los que a veces es muy complicado acceder.
Por tanto, el reto de mejorar nuestra labor es una constante de la organización, y la iniciativa y la creatividad son dos elementos clave para ello. La novedad radica en abrirse a otros, en apostar estratégicamente por las alianzas. Desde hace ya un tiempo, las nuevas tecnologías, unidas a las nuevas posibilidades de técnicas de trabajo en colaboración como el design thinking o el crowdsourcing, ofrecen nuevas y valiosas posibilidades que hay que aprovechar. Hablamos de otras formas de enfocar nuestro trabajo, desde una mejora técnica a la hora de recoger datos médicos para garantizar una información de calidad y más rápida, pasando al uso de imágenes satelitales para localizar y cuantificar un grupo de personas desplazadas, por ejemplo.
Carme Baraldés, miembro de MSF desde hace muchos años, tiene una larga experiencia en el terreno en países como Colombia, Angola, Chad, Tanzania o Mauritania. Carme, actualmente la Responsable de proyecto de Sistemas Operacionales, reflexiona sobre este tema y explica qué está haciendo MSF al respecto:
“Desde hace un tiempo, la aplicación de las nuevas tecnologías en la recogida de datos médicos en el terreno es una prioridad para la organización, para ayudar a agilizar y mejorar nuestra respuesta a determinadas necesidades médico-humanitarias”.
“La recogida de datos y su análisis es determinante: se trata, a fin y al cabo, de anticiparnos, de forma que nuestras decisiones sean lo más ajustadas posibles a las necesidades de la población que vive en situación de crisis”.
“El objetivo final y primero es reducir el tiempo que pasa entre la aparición de una situación crítica –epidemias, crisis nutricionales, por ejemplo- y nuestra respuesta humanitaria, algo fundamental en una organización emergencista de como la nuestra”.
"Y es que no nos cansaremos de insistir en que necesitamos un acceso rápido a la gente y al problema que sufren, y ahora, por suerte, existen esas herramientas. La cuestión es que muchas de ellas están pensadas para usar en una sociedad permanentemente conectado, pero no para ser utilizadas en contextos donde solo es posible conseguir internet si es por vía satélite, por ejemplo, lo que cuesta muchísimo dinero. Nosotros siempre tenemos que valorar el coste, la eficiencia y las posibilidades reales de una acción determinada.”.
“Otro factor crítico es el conocimiento tecnológico de las personas en los contextos donde trabajamos, hay mucha gente que tiene teléfono móvil, pero son los de uso simple, esto es, se utilizan principalmente para hablar. Por tanto, de alguna forma tenemos que adaptarnos a esta realidad y pensar en implementar herramientas bajo esas condiciones; necesitamos aplicaciones adaptadas a esa situación”.
“El salto real de paradigma se dará cuando pasemos de la situación actual, en la que nosotros buscamos a las personas que necesitan asistencia médico-humanitaria –algo que ha sido así desde los inicios de la organización hasta ahora mismo-, a otra en la que sean las propias personas que sufren esa crisis las que se comuniquen con nosotros y busquen nuestra ayuda. Lo que se trata, al final, es de empoderar a la comunidad: la información tiene que llegar a través de ella”.
“El reto no es fácil: hay que recordar siempre que la innovación conlleva riesgo y que hay que tener una alta tolerancia a la frustración, a los inconvenientes e, incluso, al fracaso. Por definición, si algo es muy nuevo no sabes cómo va a funcionar al 100%, y no tienes totales garantías de que vaya a ser un éxito. Pero ese planteamiento no es ajeno a MSF: desde nuestros inicios, en nuestro trabajo siempre nos enfrentamos a constantes retos y dilemas”
“Un ejemplo es el proyecto de nutrición en India, en Bihar (en el distrito de Darbhanga), donde los datos de una encuesta nutricional a niños son recogidos con un teléfono móvil y los resultados se envían vía SMS, y se visualizan en una plataforma web. Parece sencillo, pero no lo es tanto: es necesario hacer training, testeo, dar soporte y seguimiento constante a la iniciativa”.
“También se abren otras vías muy interesantes para la vigilancia nutricional: la información satelital nos puede dar pistas, por ejemplo, sobre la meteorología, sobre el aspecto de una cosecha en una zona determinada. Otros usos muy importantes de la imagen satelital pueden ser para detectar puntos de agua o, por ejemplo, contar el número de personas en una situación de desplazamiento de población, lo que ayuda a preparar nuestra asistencia a dicha población”.
“Para conocer y utilizar estas herramientas, para ver sus posibilidades, es fundamental trabajar en networking, hacer alianzas. Hay que aprovecharse del expertise de otros: las universidades, por ejemplo, tienen el conocimiento, pero no tienen capacidad de implementar en el terreno. En cambio eso es algo que sí podemos hacer nosotros. Por tanto, nos conviene trabajar juntos”.
“Lo bueno es que, según qué herramientas, no tiene por qué suponer una gran inversión; se trata, sobre todo, de invertir en transferencia de conocimiento tecnológico. Y esto es algo que hay que incorporar en todos nuestros proyectos”.