Testimonios de refugiados sudaneses en República Centroafricana. Mientras que los primeros refugiados eligieron asentarse en la localidad fronteriza de Am-Dafock dado que queda más cerca de sus hogares y familias en Sudán, el gobierno centroafricano decidió reubicar a la población refugiada al campo de acogida de Korsi, en Birao.
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Moussa, de 64 años, es un residente de la ciudad sudanesa de Am-Dafok que huyó a la República Centroafricana tras estallar el conflicto en Sudán. © MSF/Vivien Ngalangou
“Con la lluvia empezando a caer, nos estamos preparando para lo peor”
Adam Idriss Moussa, 64 años, padre de ocho hijos
“Soy de Am-Dafock, en el lado sudanés de la frontera con la República Centroafricana.
Al principio, cuando estalló el conflicto entre el ejército y los paramilitares el 15 de abril de 2023, pensaba que se encontraría una solución rápida. Pero ante la magnitud de los combates en Jartum y otras regiones, tomé la decisión de proteger a mi familia de las atrocidades. Así que cruzamos la frontera hacia el lado centroafricano y nos registramos aquí como refugiados.
Nuestra vida actual en el campo no es tan mala porque contamos con la asistencia de varias ONG. Sin embargo, existe el riesgo de que te piquen escorpiones y serpientes y, con la lluvia que comienza a caer, nos estamos preparando para lo peor, por el riesgo de malaria y otras enfermedades”.
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Issa Fadali, de 55 años, llegó a la República Centroafricana a finales de junio procedente de Sudán con su mujer y cinco de sus seis hijos. Se alojan en el campo de refugiados de Korsi, en la ciudad de Birao. © MSF/Vivien Ngalangou
“La mayoría de los días solo comemos arroz, temo la desnutrición”
Issa Fadali, 55 años, maestro jubilado y padre de seis
“Vengo de Nyala en Sudán y llegué al sitio de refugiados en Birao hace tres semanas. Estoy aquí con mi primera esposa y cinco hijos. Mi segunda esposa no vino con nosotros. Le pedí que se quedara con mi hijo de un año en la casa de su tío en Sudán.
En términos de seguridad, este lugar es tranquilo, pero son los problemas de salud y alimentación los que me preocupan. La mayoría de los días solo comemos arroz; temo la desnutrición.
Justo ayer, uno de mis hijos enfermó debido a las condiciones insalubres en las que vivimos. Recibió consulta de manera gratuita en la clínica de MSF en el campo de Korsi”.
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Awa Ousman Ali Moustapha huyó de Sudán con sus dos hijos mayores, de 16 y 18 años. Están alojados en el campo de refugiados de Korsi, en la ciudad de Birao, al norte de la República Centroafricana. © MSF/Vivien Ngalangou
“Pienso mucho en mis cuatro hijos que se quedaron en Sudán”
Awa Ousman Ali Moustapha, 50 años, viuda con seis hijos
“Aquí estoy con mis dos hijos mayores, uno de 16 y otro de 18. Como son adolescentes, tenía miedo de perderlos o de que los llevaran a la fuerza a combatir, por eso decidí sacarlos de Sudán. Recorrimos los 250 km entre Nyala y Am-Dafock en un triciclo motorizado y el resto del camino hasta Birao en un camión del ACNUR.
Pienso mucho en mis cuatro hijos que se quedaron en Sudán con su tío materno. Cualquiera puede caer enfermo aquí porque las condiciones de vida son muy difíciles, no tenemos dinero y no podemos generar ningún ingreso. Dependemos de las ONG y por eso la atención médica es fundamental”.
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Ismail, de 25 años, embarazada de su quinto hijo, se hace tomar la tensión por un médico de MSF en el puesto de salud del campo de refugiados de Korsi, en la ciudad de Birao, al norte de la República Centroafricana. © MSF/Vivien Ngalangou
“Tan pronto como llegué al campo, tenía dolores en todas partes”
Hadjora Ismail, 25 años, madre de cuatro hijos y embarazada de su quinto hijo
“Llegué al campo de refugiados en Birao hace apenas tres días. Por el momento estoy durmiendo en la carpa de recepción. Para llegar aquí, tuve que viajar muchos kilómetros a través de Sudán con mis hijos durante cuatro días.
Mi marido es comerciante. Cuando estallaron los combates, se había ido a comprar unas mercancías en Jartum, la capital, y no pudo salir de la ciudad a tiempo. Por su seguridad, prefiere esperar allí hasta que vuelva la calma antes de reunirse con nosotros aquí.
Apenas llegué al campo tenía dolores por todas partes: dolor de estómago, dolor de cabeza y gastroenteritis. Vine a la clínica de MSF para recibir tratamiento. Me hicieron sentir bienvenida y me dieron medicinas, todo gratis. El médico me dijo que volviera en cuatro semanas para un chequeo. He estado embarazada durante cuatro meses y esta es la primera vez que veo a un médico desde entonces”.
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Yahya Youssouf era comerciante en Sudán. Ahora vive en el campo de refugiados de Korsi, en la ciudad de Birao, al norte de la República Centroafricana. © MSF/Vivien Ngalangou
“De Nyala a Birao sufrimos”
Yahya Youssouf, comerciante, padre de 6 hijos
“Ayer llegué a este campamento en Birao por mis propios medios porque la operación de transporte de refugiados desde la frontera en Am-Dafock se suspendió por razones de seguridad y por las lluvias. Desde Nyala [en Sudán] hasta Birao sufrimos; ahora el transporte de un triciclo motorizado está caro. Gracias a Dios mi familia y yo llegamos bien.
Aún no nos han asignado una tienda y por el momento mis hijos están expuestos a diversos peligros como las picaduras de reptiles y las enfermedades. Mi hija tuvo fiebre esta mañana. Después de ver al médico, recibió medicamentos gratis y parece estar mejorando”.