A sus 17 años, Karam ha perdido a todos los miembros de su familia, y ahora se recupera casi milagrosamente en nuestro hospital de cirugía reconstructiva en Amán, en Jordania, tras haber podido ser evacuado médicamente del horror en el Franja de Gaza. Deema y Hazem a duras penas lo lograron también y reciben ahora apoyo en fisioterapia y salud mental. Como ellos, miles personas atrapadas en Gaza necesitan salir urgentemente para recibir tratamiento especializado. Pero siguen hoy atrapadas. Pedimos a las autoridades israelíes que faciliten las evacuaciones, en su mayoría denegadas.

MSF
27/09/2024

El sol entra por la pequeña ventana de la estéril habitación del hospital y unas cálidas líneas anaranjadas iluminan el rostro de Karam, de 17 años, resaltando las cicatrices blancas de su mejilla izquierda. A medida que se levanta lentamente para sentarse, usa su mano derecha para atarse un largo trozo de plástico de color piel en la parte superior del brazo izquierdo.

“Había oído que, cuando mueres, puedes seguir oyendo las voces de la gente mientras te entierran, que puedes oír sus oraciones y sus pasos mientras se alejan de tu última morada”, cuenta Karam desde nuestro hospital en Amán, en Jordania.

“En la ambulancia sentía los badenes, pero no podía abrir los ojos. Aún oía voces, así que tenía miedo, miedo de que tal vez ya estuviera muerto”, recuerda.

  • Pacientes gazatíes en el hospital de MSF en Amán: Karam

El 14 de febrero de 2024, un ataque aéreo israelí arrasó la casa de Karam en Gaza, matando a todos los miembros de su familia excepto a su hermana de 7 años, Ghina, y a su padre, Ziad. Karam resultó gravemente herido, con quemaduras en toda la cara y el cuerpo.

Ese día, el hospital Al Aqsa estaba desbordado de personas heridas tras el bombardeo del campo de Nuseirat, en el centro de Gaza, por las fuerzas israelíes. Cuando Karam llegó al hospital, el equipo de urgencias intentó reanimarlo sin éxito.

Una hora más tarde, el tío de Karam, que trabajaba como enfermero en el hospital Al Aqsa, entró en urgencias y se dio cuenta de que su sobrino aún respiraba. Llevó a Karam al quirófano, donde nuestro personal le practicó la reanimación cardiopulmonar y le operó de urgencia, salvándole la vida.

Su padre, Ziad, psicólogo de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA), trabajaba en un centro de refugiados cuando su casa en Nuseirat fue atacada.

“Cuando me enteré del ataque, corrí a Al Aqsa, ya que mi vecino me dijo que Ghina y Karam habían sido llevados allí”, dice Ziad. “Llegué a urgencias y había cadáveres por todas partes, por todo el suelo. Encontré a mi hija, Ghina; tenía quemaduras de primer grado en la cara, los hombros y la espalda”.

El impacto de la bomba lanzada sobre la casa de Ziad fue tan profundo que los restos de la casa fueron succionados por el suelo. La bomba mató a 13 miembros de la familia de Ziad, entre ellos su esposa, su hijo menor Mohammed y su hijo mayor Tareq, que se había quedado atrapado en Gaza debido a la guerra mientras estaba de visita desde Rusia, donde estudiaba odontología.

“Cuando trajeron a Karam a urgencias, no me di cuenta de que era mi hijo”, cuenta Ziad. “No tenía rasgos humanos. No le quedaba ropa. Su cuerpo estaba completamente negro. Tenía los ojos cerrados”.

Tras estabilizar a Karam, MSF y el personal del Ministerio de Salud del hospital de Al Aqsa realizamos seis rondas de cirugía plástica en el cuerpo gravemente quemado de Karam. Estuvo siete días en coma.

Posteriormente, Karam fue evacuado al hospital flotante emiratí de Al Arish, en Egipto, antes de ser trasladado en avión a nuestro hospital de cirugía reconstructiva en Amán, donde actualmente recibe rehabilitación integral, junto con su hermana y otros pacientes evacuados médicamente de Gaza.

  • Pacientes gazatíes en el hospital de MSF en Amán: Karam

Miles necesitan atención médica especializada, pero siguen atrapadas en Gaza

El pequeño número de pacientes de Gaza que reciben rehabilitación vital en nuestro hospital en Amán son apenas una ondulación en la superficie del profundo océano de necesidades en toda la Franja de Gaza.

“Sabemos por nuestra experiencia en el hospital de cirugía reconstructiva de Amán, donde llevamos casi 20 años tratando a personas con heridas de guerra de la región, que normalmente hasta el 4% de las personas que sufren heridas de guerra necesitarán cirugía reconstructiva”, afirma Moeen Mahmood Shaief, nuestro coordinador general en Jordania.

“En el caso de Gaza, estamos hablando de casi 100.000 heridos desde el 7 de octubre, por lo que hasta 4.000 personas en Gaza necesitan cirugía reconstructiva y rehabilitación integral”, añade.

Según la Organización Mundial de la Salud, 41.000 personas han muerto en Gaza en los casi 12 meses transcurridos desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre de 2023, y 95.000 han resultado heridas, de las cuales al menos 12.000 necesitan evacuación médica*.

Sin embargo, el proceso que permite derivar a un herido al extranjero para recibir atención médica es largo y complicado. Los criterios de las autoridades israelíes para aprobar las solicitudes no están claros y los pacientes a menudo tienen que esperar meses para recibir una respuesta. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 60% de las solicitudes de evacuación médica desde Gaza son denegadas. Esto incluye las solicitudes para evacuar a niños y niñas heridos y a sus cuidadores, según nuestra organización.

“De los ocho casos para los que solicitamos evacuación médica en agosto, las autoridades israelíes solo aprobaron tres con sus cuidadores”, afirma el Dr. Hani Isleem, nuestro coordinador de proyectos para evacuaciones médicas desde Gaza.

“Volveremos a solicitar la siguiente tanda, pero está 100% claro que no aprobarán a todos los pacientes. Quizá desconfíen de que permitan salir de la Franja de Gaza a los adultos, pero ni siquiera esa desconfianza puede explicar la negativa a evacuar a los niños”, subraya.

MSF hacemos un llamamiento a las autoridades israelíes para que garanticen las evacuaciones médicas de los palestinos que necesitan atención médica especializada, incluidos sus cuidadores, y para que otros estados reciban y faciliten el tratamiento fuera de Gaza, garantizando al mismo tiempo que todos los pacientes y sus cuidadores tengan garantizado un retorno seguro, voluntario y digno a Gaza.

  • Pacientes gazatíes en el hospital de MSF en Amán: Deema

Deema y Hazem

Deema, de 11 años, y su familia, estaban refugiados en su casa de la ciudad de Gaza cuando la casa de su vecino fue alcanzada por un ataque aéreo el 10 de octubre de 2023. Deema estaba en el cuarto piso, con su sobrino en brazos, cuando el edificio se derrumbó a su alrededor. Deema cayó cuatro pisos hasta la planta baja.

“Estaba completamente a oscuras bajo los escombros”, dice Deema. “No podía abrir los ojos y apenas podía respirar. No oía a nadie y no podía hablar, tenía la cara cubierta de polvo y piedras. Estaba convencida de que iba a morir”.

“Conseguí mover la mano bajo los escombros y utilicé un cable para hacer señales a la gente de que estaba allí. Recuerdo que oí voces y sentí aire en la pierna, y pronto la gente me sacó y me llevó a la ambulancia. Hasta hoy no han encontrado a mi sobrino pequeño”.

En el ataque murieron 75 personas, entre ellas Hamza, el hermano de 14 años de Deema. Su hermano menor, Hazem, había estado jugando al fútbol en el exterior y también resultó gravemente herido cuando se derrumbó el edificio. Cuando el polvo se asentó y los equipos de rescate llegaron al lugar de los hechos, Deema y Hazem fueron trasladados al hospital Al Shifa, donde recibieron atención médica de urgencia.

Debido a los incesantes bombardeos de la ciudad de Gaza, Deema, Hazem y su madre, Eman, permanecieron en el hospital Al Shifa durante seis meses, comiendo, durmiendo y recibiendo allí cuidados, junto con otros miles de palestinos que se refugiaban en el interior del hospital.

El 18 de marzo de 2024, las fuerzas israelíes rodearon el hospital y obligaron a huir a las miles de personas que se encontraban allí. En el caos de la evacuación, Deema se separó de su madre y de Hazem, que se vieron obligados a trasladarse al sur. Mientras tanto, Deema consiguió reunirse con su padre y se refugió con él en la escuela Asmá de la ciudad de Gaza, donde permanecieron 45 días.

“Nos alojamos en un aula con unas 50 familias”, cuenta Deema. “Casi no teníamos comida ni agua, y no había electricidad ni gas, así que teníamos que encender hogueras. Tenía el hombro roto, no podía moverlo en absoluto y apenas podía andar por aquel entonces”.

A principios de mayo, Deema pudo por fin viajar al sur de Gaza, donde se reunió con su madre y Hazem en Rafah. Una semana después fueron evacuados médicamente, primero a Egipto y luego a nuestro hospital en Amán, donde Deema y Hazem siguen recibiendo cirugía reconstructiva, fisioterapia y apoyo en salud mental.

Deema sufrió fracturas en el fémur y el hombro derechos, así como una herida abierta en la frente, como consecuencia del ataque a su casa. En Ammán, trabaja a diario con nuestro equipo de fisioterapia para curar sus fracturas antes de que le retiren el fijador externo de la pierna. Con el tiempo, espera poder recuperar la plena funcionalidad de sus extremidades.

“No podía mover el tobillo ni el brazo cuando llegué a Jordania, pero con la ayuda de la cirugía y la fisioterapia puedo volver a moverlos”, dice Deema. “Pero me resulta difícil pensar en el futuro mientras haya guerra en Gaza”.

  • Pacientes gazatíes en el hospital de MSF en Amán: Hazam

El impacto en la salud mental de los heridos de guerra de Gaza

Nuestros equipos de salud mental que tratan a los pacientes del hospital de Amán han observado que, antes del inicio de la guerra, los palestinos de Gaza ya sufrían depresión y frustración, a menudo relacionadas con el desempleo, la pobreza y las altas tasas de adicción, así como con las discapacidades y amputaciones causadas por guerras anteriores. Sin embargo, desde el 7 de octubre la salud mental de los gazatíes se ha deteriorado drásticamente.

“Muchos de los pacientes que llegan de Gaza al hospital de Amán sufren no solo trastorno de estrés postraumático, sino incluso síndrome de estrés agudo”, afirma el Dr. Ahmad Mahmoud Al Salem, uno de nuestros psiquiatras en el hospital de Amán. “Esto significa que los pacientes suelen tener muchas pesadillas y muchos flashbacks, así como bajo estado de ánimo, insomnio y evitación de todo recuerdo”.

Muchos palestinos de Gaza han presenciado la destrucción de sus hogares y el asesinato de sus familias, y muchos han sufrido heridas que les han cambiado la vida. Además, se enteran constantemente de la pérdida de más familiares y amigos.

“No se trata de un trauma normal”, afirma el Dr. Al Salem. “Es una catástrofe enorme y atormentadora, y psicológicamente sus mentes son incapaces de soportar todo este estrés”.

El equipo de salud mental en nuestro hospital de Amán ofrece a los pacientes que han sufrido un trauma agudo una terapia integral. A los niños y niñas se les ofrece apoyo psicológico individualizado, así como actividades educativas y terapia ocupacional para ayudarles a sentirse más capacitados. Los casos más graves son remitidos al Dr. Al Salem para recibir apoyo psiquiátrico y medicación.

Los adolescentes son especialmente vulnerables al estrés agudo y a las lesiones que les han cambiado la vida, afirma el Dr. Al Salem.

“Los adolescentes pueden sufrir una auténtica miseria, ya que están empezando a formar su personalidad y su identidad”, afirma. “Están empezando a comprender su lugar en el mundo y se preguntan: '¿Seré productivo algún día, seré atractivo, podré ganar dinero?”.

Según el Dr. Al Salem, los pacientes adolescentes que han sufrido heridas horribles que les han cambiado la vida necesitarán psicoterapia a largo plazo, ya que no solo necesitarán apoyo para afrontar recuerdos dolorosos y traumas mentales, sino ayuda para reconstruir su sentido de la autoestima y aprender a vivir con una discapacidad.

“Estos niños necesitan ayuda para recuperar su autoestima”, dice el Dr. Al Salem. “Intentamos trabajar con ellos para empoderarlos mediante terapia ocupacional y mostrándoles que pueden crecer y recuperarse. Pero lleva tiempo”.

  • Pacientes gazatíes en el hospital de MSF en Amán

Un segundo a cada vez

Para las y los jóvenes pacientes palestinos de nuestro hospital en Amán, el futuro sigue siendo oscuro y poco claro. Aún no hay un lugar seguro en Gaza, y aunque en algún momento puedan volver físicamente a Gaza, las perspectivas son sombrías. Todos han perdido familiares, así como sus hogares y sus escuelas.

Deema quiere volver a la escuela y ver a su familia, pero no hasta que la guerra haya terminado y Gaza haya sido reconstruida.

“Solo deseo volver a la escuela y terminar mis estudios, y luego me gustaría ser ingeniera”, dice Deema. “Me gustaría que Gaza volviera a ser como era antes. No queremos ser desplazados ni expulsados, solo queremos volver a nuestras vidas de antes de la guerra”.

Cinco meses después del catastrófico ataque a su casa, Karam vuelve a caminar, puede mover el brazo y su ojo izquierdos se está reabriendo lentamente, una recuperación casi milagrosa teniendo en cuenta que en un principio el personal médico del hospital Al Aqsa lo dio por muerto.

Hoy, Karam sonríe mientras suelta las muletas en el servicio de fisioterapia y se agarra a las barras estabilizadoras paralelas para dar unos pasos hacia delante. Antes de la guerra quería ser dentista, como su hermano mayor Tareq, pero desde que resultó herido no está seguro de que sea posible.

“Voy paso a paso”, dice Karam. “Si la guerra termina, si Dios quiere, volveremos a Gaza. Es mi país, es donde he pasado toda mi vida. Mis amigos están allí. Pero por ahora, estoy aquí y quiero mejorar, un segundo a cada vez”.

*Cifra a 12 de Agosto de 2024.