En la localidad de Adré, en Chad, somos testigos de un grave y considerable aumento de personas que huyen del país vecino, al intensificarse los combates en Darfur. "Hemos visto a madres y niños que tuvieron que abandonar Sudán sin nada, ya que sus casas estaban siendo destruidas", describe nuestra compañera Stephanie.
Tras el recrudecimiento de los combates en El Geneina, en Darfur occidental (Sudán), nuestros equipos que operan al otro lado de la frontera, en el este de Chad, han observado un aumento inmediato y considerable del número de personas que llegan a la región. Solo el pasado fin de semana, nuestros equipos recibieron a 36 heridos. Los refugiados procedentes de Sudán son principalmente mujeres, niños y niñas, y relatan historias de violencia a gran escala contra civiles.
"En los tres primeros días de noviembre, hemos visto más llegadas de refugiados sudaneses que durante todo el mes anterior: unas 7.000 personas cruzaron la frontera", explica Stephanie Hoffmann, nuestra coordinadora en Adré, una ciudad chadiana fronteriza con Sudán. "Hemos visto a madres y niños que tuvieron que abandonar Sudán sin nada, ya que sus casas estaban siendo destruidas".
En un puesto de salud situado justo en el paso fronterizo de Adré, prestamos servicios médicos a las personas refugiadas recién llegadas vacunando a los niños y niñas contra el sarampión, haciendo pruebas de desnutrición y derivando a los que necesitan atención especializada urgente directamente al hospital de Adré, donde son atendidos por MSF y personal del Ministerio de Salud chadiano.
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Primer paciente ingresado al aumentar la afluencia de refugiados de Sudán tras intensificarse los combates en El Geneina. © MSF/Jan Bohm
A unos cientos de metros del paso fronterizo, los refugiados esperan a los recién llegados de Sudán, con la esperanza de tener noticias de sus familias. A menudo, se enteran de la pérdida de sus seres queridos en Sudán. Ahora, también ofrecemos apoyo de salud mental a las personas en situación de vulnerabilidad en el paso fronterizo y hemos instalado un depósito de agua para suministrar agua potable tras el agotador viaje.
"Anoche bombardearon la casa de mi hermana", cuenta Amne, de 33 años, que cruzó la frontera con sus cuatro hijos. "Estaba al lado de la nuestra. Nuestra casa se incendió por la explosión y salimos inmediatamente. No sé qué le pasó a mi hermana, si sobrevivió o no", explica mientras señala su vestido, diciendo que es la única posesión que pudo traer consigo.
A nuestro hospital en Adré llega un hombre de 27 años. Huyó de El Geneina con otras 16 personas, pero su grupo fue atacado en la carretera hacia Chad. Nos cuenta que los atacantes mataron a todos los demás, pero él sobrevivió haciéndose el muerto. Finalmente llegó un nuevo grupo de refugiados y le ayudaron a llegar a la frontera. Tiene múltiples heridas de bala en manos y piernas.
"El Geneina vivió una escalada de violencia de pesadilla el pasado mes de junio, que empujó a gran parte de los habitantes de la ciudad a huir a Chad, a pesar de los muchos peligros y ataques que les esperaban en el camino. Después, la ciudad experimentó una relativa calma e incluso acogió a desplazados de otras localidades", explica Alkassoum Abdourahamane, nuestro coordinador de proyectos en El Geneina. "Ahora, las explosiones y el miedo han vuelto a apoderarse de la ciudad".
El domingo 5 de noviembre, donamos 3,5 m3 de material médico a la unidad de urgencias del hospital universitario de El Geneina. Estos suministros ya han ayudado a tratar a 120 pacientes. El equipo también ha hecho donaciones a tres centros de salud en la carretera entre El Geneina y Adré, proporcionando kits para tratar la malaria, la diarrea y las infecciones respiratorias tanto en adultos como en niños.
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© MSF/Jan Bohm
Desde que comenzó la guerra en Sudán en abril, hace más de seis meses, millones de personas se han visto obligadas a huir, dejando atrás sus hogares y medios de subsistencia. Aunque la mayoría sigue en Sudán, se calcula que 1,1 millones de personas han cruzado la frontera con los países vecinos. La mayoría de ellas se encuentran ahora en Chad, un país que ya se enfrenta a múltiples crisis humanitarias.
"A pesar de los esfuerzos colectivos de las comunidades locales, las autoridades y las organizaciones humanitarias, la respuesta humanitaria aún no está a la altura de la magnitud de la crisis en el este de Chad, que también está poniendo a prueba a las vulnerables comunidades de acogida", explica Claire Nicolet, responsable de nuestra respuesta de emergencia en Chad y Sudán.
"Mucha gente vive en campos improvisados donde las condiciones siguen siendo terribles. Mientras tanto, el último aumento de llegadas de refugiados es otro indicio de que las necesidades siguen creciendo y de que el conflicto que las alimenta está lejos de haber terminado. Seguimos pidiendo un aumento inmediato de la ayuda humanitaria para ayudar a los más vulnerables, tanto refugiados como chadianos, y garantizar el acceso a servicios básicos como agua, atención sanitaria, refugio y alimentos".
Nuestros equipos están prestando atención médica vital en los campos de Adré, Ourang y Metche, en la provincia de Ouaddai, así como en los campos de Goz Achiye, Daguessa y Anderessa, situados en la región fronteriza de la provincia de Sila.
Desde el inicio de nuestra respuesta de emergencia en el este del Chad, hemos realizado más de 96.000 consultas, hospitalizado a 8.492 pacientes, tratado a 7.155 por desnutrición y a 31.955 por malaria, practicado 1.634 cirugías y asistido 1.043 partos. Nuestros equipos también están distribuyendo artículos de primera necesidad y suministrando hasta el 80% del agua potable disponible para los refugiados.
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