Las políticas de la UE niegan seguridad y protección a personas refugiadas y migrantes mientras promueven una brutalidad sistemática. Así lo detallamos en un nuevo informe, que refleja las terribles consecuencias de la UE en materia de migración, con prácticas inhumanas, tácticas violentas y denegación de asistencia.

MSF
21/02/2024
Campamento temporal para personas migrantes y refugiadas en Rūdninkai, Letonia

Médicos Sin Fronteras (MSF) publicamos hoy un informe en el que se detalla las terribles consecuencias de la crisis provocada por las políticas europeas en sus fronteras y fuera de ellas. 'Muerte, desesperación y desamparo: el coste humano de las políticas migratorias de la UE', elaborado a partir de testimonios de primera mano de personal médico y pacientes, más de 7.900 consultas médicas de urgencia y más de 8.400 personas rescatadas en el mar en 2023, ilustra una espeluznante adopción de tácticas violentas, autorizadas por las políticas de la Unión Europea (UE) y sus Estados miembros y envalentonadas por la retórica política cada vez más deshumanizadora de los líderes europeos. 

Desde la llamada “crisis” migratoria de 2015, MSF hemos pedido sistemáticamente a la UE y a sus Estados miembros que asuman su responsabilidad a la hora de atender las necesidades urgentes de asistencia y protección de migrantes y refugiados. Sin embargo, lejos de mejorar, se ha arraigado una normalización de la violencia contra refugiados y migrantes, con importantes inversiones de las instituciones de la UE en terceros países como Níger y Libia, donde a menudo se bloquea o se devuelve forzosamente a las personas, que se enfrentan a un trato inhumano.

  • Migrantes en Lituania

Un ejemplo de esta inversión son los guardacostas libios, que interceptan de forma rutinaria a personas en el mar y las encierran en centros de detención en Libia. Nuestros equipos trabajaron en algunos de estos centros de detención, de 2016 a 2023, donde fueron testigos y documentaron condiciones de vida deplorables, que permiten la fácil propagación de enfermedades transmisibles. En diciembre de 2023, MSF publicamos un informe en el que, bajo el título 'Vas a morir aquí: abusos en los centros de detención de Abu Salim y Ain Zara', alertaba sobre las denuncias de los pacientes por palizas, trata de seres humanos, agresiones sexuales y tortura. Entre enero de 2022 y julio de 2023, nuestros equipos médicos en los centros diagnosticaron y trataron 58 casos de tuberculosis (TB) y, en un caso, abogaron por la liberación de un paciente adulto de TB gravemente desnutrido que pesaba menos de 40 kg y no podía recibir la atención adecuada mientras estaba detenido. 

En Níger, Serbia y Túnez se dan patrones similares de violencia externalizada desde la UE y de denegación de acceso a la asistencia sanitaria básica y a la seguridad de migrantes y refugiados. Sin embargo, esta violencia también está clara y bien documentada dentro de las fronteras de la UE.

Nuestros equipos han documentado la práctica de repetidas expulsiones en países como Polonia, Grecia, Bulgaria y Hungría. Con más de 2.000 kilómetros de muros y vallas fronterizos diseñados para mantener a la gente fuera de la UE, a menudo coronados con alambre de espino y reforzados con cámaras de vigilancia y drones, la arquitectura física de las políticas disuasorias de la UE causa lesiones que son tratadas por nuestros equipos médicos. Ejemplos de ello se encuentran en las fronteras polaco-bielorrusa y serbo-húngara. Esta arquitectura se complementa con diversas fuerzas de seguridad encargadas de hacer cumplir la ley, cuyas violentas represiones contra quienes buscan seguridad, incluido el trato degradante, han provocado lesiones físicas y trastornos de estrés postraumático. 

  • En la mañana del 9 de mayo de 2022 nuestros equipos del Geo Barents rescataron a unas 200 personas de dos embarcaciones en peligro.

A menudo, quienes buscan refugio en países europeos ya han sufrido violencia antes de llegar a Europa. En Palermo (Italia), entre los 57 pacientes asistidos entre enero y agosto de 2023, el 61% declaró haber sido torturado en Libia, mientras que el 58% declaró haber sido sometido a tortura dentro de un centro de detención. El trastorno de estrés postraumático era muy prevalente entre estos pacientes. 

Además de bloquear la entrada a la UE por tierra, los Estados miembros también se han desentendido de su obligación de prestar asistencia a las personas en peligro en el mar. La externalización de las responsabilidades de salvamento a guardacostas ajenos a la UE y el cese de la capacidad europea de búsqueda y salvamento en el Mediterráneo han convertido los naufragios y las muertes evitables en tragedias casi diarias en el Mediterráneo central. 

“La decisión de permitir y promover políticas de violencia y privación contra refugiados y migrantes, en lugar de buscar soluciones políticas humanas, debería sacudir la conciencia colectiva. En lugar de ello, vemos cómo los líderes de la UE redoblan su apuesta e incluso celebran políticas inhumanas como grito de guerra. Esto contradice directamente los valores fundamentales que la UE dice defender”, afirma Raquel González, coordinadora de MSF España. 

La UE y sus Estados miembros deben cambiar urgentemente de rumbo, aplicando soluciones significativas a la situación, en lugar de ver a las personas migrantes y refugiadas a través de una lente puramente de seguridad, y trabajar para deshumanizarlas. Esto requiere un cambio urgente y fundamental para abordar las causas subyacentes de los desplazamientos de personas que durante demasiado tiempo han provocado muertes sin sentido, lesiones y traumas a largo plazo entre quienes buscan seguridad y protección en las fronteras de la UE.