Escaparon del conflicto en Sudán, pero ahora cientos de miles de personas afrontan penurias y enfermedad en campamentos de acogida superpoblados en el Nilo Blanco. Trabajamos en algunos de estos campos, donde nuestros equipos están desbordados con, a diario, decenas de casos sospechosos de sarampión y desnutrición infantil.
Más de 140.000 personas, en su mayoría mujeres, niños y niñas sursudaneses que han huido de Jartum, han llegado recientemente al estado del Nilo Blanco desde que estalló el conflicto en Sudán y ahora afrontan enormes necesidades insatisfechas de alimento, refugio, atención médica y agua y saneamiento en 10 campos de acogida que albergan a unas 387.000 personas, según las autoridades locales. Nuestros equipos que trabajan en algunos de estos campos están desbordados con decenas de nuevos casos sospechosos de sarampión y desnutrición entre los niños y niñas, cada día.
“Cada día llega más gente, y los números van en aumento. A su vez, esto aumenta la necesidad de ofrecer mejores servicios de salud, alimentos y refugio”, afirma Alí Mohammed Dawoud, responsable de nuestras actividades médicas.
En junio, nuestros equipos comenzaron a apoyar tres clínicas del Ministerio de Sanidad para brindar atención médica primaria en los campos de refugiados de Um Sangour y Al Alagaya, así como en Khor Ajwal, que alberga a sudaneses desplazados del estado del Nilo Azul. Más recientemente, también comenzamos a apoyar el centro de alimentación terapéutica en el hospital del campo de refugiados de Al Kashafa, donde están ingresados unos 50 niños y niñas con desnutrición grave, algunos de los cuales han sido derivados de otros campos de refugiados.
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Un médico de MSF atienden a un niño en la unidad de aislamiento de sarampión del campo de refugiados de Um Sangour, en el estado del Nilo Blanco. © Ahmad Mahmoud/MSF
Um Sangour -un campo destinado a albergar a unas 30.000 personas- acoge ahora a más de 70.000. Las necesidades son enormes y van en aumento en estos campos superpoblados. “Las enfermedades más comunes que afectan a la comunidad aquí, especialmente a los niños y niñas menores de 5 años, son el sarampión, la neumonía y la desnutrición”, dice Alí.
“El número de muertos ya era alto cuando llegamos. Recibimos una media de 15 a 20 casos sospechosos de sarampión al día, con seis muertes registradas en la primera semana. Trágicamente, la mayoría de los fallecidos eran niños y niñas menores de 5 años. Junto con el Ministerio de Sanidad hemos establecido un centro de aislamiento para brindar a estos niños la atención necesaria”.
“Actualmente realizamos una media de 300 a 350 consultas diarias, incluidos de 30 a 40 casos sospechosos de sarampión”, continúa Ali. “También tenemos una sala de parto para mujeres embarazadas y asistimos uno o dos partos al día y hacemos entre 20 y 30 consultas de atención prenatal para mujeres embarazadas. Nuestros servicios de inmunización de rutina alcanzan a entre 30 y 40 niños y niñas al día”.
Durante varias semanas, hemos estado abogando ante las autoridades sanitarias locales para movilizar las vacunas contra el sarampión disponibles, que ya se encuentran en el país, y poder así llevar a cabo una vacunación masiva de niños en el estado del Nilo Blanco. Al mismo tiempo, para ampliar las actividades médico-humanitarias, necesitamos un aumento significativo de personal, incluidos más especialistas internacionales, dado que los equipos que trabajan in situ están sobrecargados y agotados.
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Atención infantil en la unidad de aislamiento de sarampión del campo de refugiados de Um Sangour, en Nilo Blanco, Sudán. © Ahmad Mahmoud/MSF
El conflicto actual ha dejado a Sudán sin capacidad de laboratorio para identificar brotes de enfermedades. Al otro lado de la frontera, en las localidades de Renk y Malakal de Sudán del Sur, se ha confirmado un brote de sarampión entre las personas que huyeron del conflicto. Se estima que más de 100.000 personas ya han cruzado la frontera de Sudán a Sudán del Sur.
Entre los pacientes de sarampión que tratamos y examinamos en Malakal, el 90% no está vacunado, lo que muestra que ha habido una interrupción en los programas de vacunación de rutina en Sudán.
“Mi sobrina tiene fiebre y diarrea, y también vomita”, cuenta Philip*, un joven que espera con su hermana y su hija en una de las clínicas del estado del Nilo Blanco. “Aunque le recetaron medicamentos, no pudimos encontrarlos en la farmacia. Desafortunadamente, hay una gran escasez de medicamentos. El sarampión se está cobrando vidas rápidamente. La fiebre está resultando letal. Si alguien se enferma por la mañana, a menudo no sobrevive hasta la noche”.
En otra parte de la clínica, una mujer embarazada, Hamida*, que espera con su hijo enfermo, describe otros desafíos a los que se enfrenta la gente.
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Recién llegados de Jartum se reúnen para recibir atención médica en la clínica de MSF del campo de refugiados de Um Sangour, en el estado del Nilo Blanco. © Ahmad Mahmoud/MSF
“Hubo intensos bombardeos en nuestro barrio. Mi familia de ocho y yo huimos de Jartum hace dos meses. Nuestra situación aquí es un desafío porque somos recién llegados y no hemos recibido ninguna ayuda. Luchamos para conseguir algo de comer. Hasta ahora solo hemos recibido lonas de plástico. Numerosas personas están esperando comida y materiales de refugio; no hay espacio para los refugios. Las condiciones son increíblemente difíciles; muchas personas viven al aire libre porque carecen de un refugio adecuado. El agua está sucia, lo que provoca enfermedades. Si bebes agua, coges diarrea y empiezas a vomitar”.
La estación anual de lluvias ya ha comenzado, lo que puede provocar un aumento de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la malaria, que es endémica en la zona.
En estos campos de acogida superpoblados, las personas tienen pocas opciones para mantenerse a sí mismas o a sus familias y dependen completamente de la asistencia. Algunos han recibido algunos alimentos a través de refugiados y familiares que ya vivían en los campos antes del estallido del conflicto actual.
A medida que llegan más personas, urge aumentar la asistencia, incluido el apoyo nutricional y la provisión de refugio, alimentos, agua potable, saneamiento y vacunas contra el sarampión para frenar un brote. Esto requiere urgentemente más personal, incluido personal con experiencia en la gestión de este tipo de crisis y emergencias, y asegurar rutas de suministro más cortas que lleguen directamente al estado del Nilo Blanco desde el extranjero.
En poco más de tres meses de intensos combates en Sudán, más de tres millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, según la ONU. Más de 2,1 millones han buscado refugio dentro de Sudán. Según la Organización Internacional para las Migraciones, el estado del Nilo Blanco, junto con Darfur Occidental, Río Nilo y los estados del norte, es una de las zonas que registra un mayor número de desplazados.
*Seudónimos