Salud mental en El Cairo: heridas invisibles, vidas en el limbo

Los migrantes que llegan a la capital egipcia han sufrido un durísimo viaje con experiencias traumáticas. A medio camino entre su vida anterior y una nueva, necesitan tratamiento integral para recuperar su salud, fuerza y dignidad.

MSF
27/07/2018

Egipto es un país clave de tránsito y destino para los migrantes procedentes de países de África y Oriente Medio. Muchos han sufrido enormes dificultades a lo largo de su viaje.

El número de llegadas a Egipto ha aumentado considerablemente en los últimos años debido a los conflictos y la inestabilidad en Siria, Irak, Sudán, Sudán del Sur, Eritrea, Somalia, Libia y otros países. Muchas de estas comunidades viven principalmente en el Gran Cairo, Alejandría y Damietta.

Además, muchos de ellos están esperando que se procesen sus solicitudes de asilo, y han sido víctimas de violencia y explotación en su país de origen o durante el viaje a Egipto. Consecuentemente, sufren problemas psicológicos y discapacidades físicas. 

En respuesta a las necesidades específicas de esta comunidad, dirigimos un centro médico de atención integral en el barrio de Maadi de El Cairo, donde hemos desarrollado un novedoso y multidisciplinario enfoque en el tratamiento de estas personas.

Allí proporcionamos servicios de ginecología, fisioterapia y apoyo a la salud mental, así como un componente social para ayudarles a encontrar vivienda, trabajo y acceso a otros servicios sociales.

Un grupo de promotores de salud y mediadores culturales les acompañan en los diversos pasos de su proceso de recuperación, teniendo en cuenta el aspecto cultural en la provisión de servicios médicos y sociales.

De marzo a junio de 2018, hemos tratado más de 1.700 casos. Los pacientes procedían de más de 10 países, así como algunos ciudadanos egipcios con vulnerabilidades específicas que requerían atención especializada. 

Christine Reufener, directora de salud mental de nuestro proyecto en El Cairo, comparte sus experiencias ahora que se acerca el final de su ejercicio:    

¿Quiénes son los beneficiarios que acuden al centro médico de atención integral de MSF en El Cairo?

Muchos de nuestros pacientes son migrantes y refugiados que han presenciado o experimentado violencia, traumas o sufrimiento intenso en su país de origen o durante el viaje.  Algunos de ellos lidian con dolencias o lesiones físicas que durante mucho tiempo han sido ignoradas, pero que les han causado mucho dolor y deterioro funcional. Se trata de dolores de espalda, problemas estomacales, dolores de cabeza, etc. que, a su vez, pueden provocar incapacidad para trabajar o cuidar de la familia. En el ámbito psicológico, las heridas son invisibles. La mayoría de nuestros pacientes presentan síntomas de trauma: pensamientos perturbadores, pesadillas y otros problemas del sueño, crisis de angustia o síntomas de dolor crónico, depresión y ansiedad, miedo y preocupación, y sentimientos de desesperanza e inutilidad. La desesperanza lleva a muchos de nuestros pacientes a considerar el suicidio como la única opción para reducir su sufrimiento. 

¿Cuál es la situación de estas personas una vez llegan a Egipto?

La mayoría de ellas están en el limbo.  Están a medio camino entre su vida anterior, que se vieron obligadas a abandonar por su propia seguridad o bienestar, y la nueva vida que esperan encontrar. Las luchas y las dificultades que han vivido les hacen sentir como si su independencia, su valor propio y su humanidad y dignidad se hubieran debilitado gravemente o se los hubieran arrebatado por completo. Sienten una pérdida de control sobre sus propias vidas: tienen poca influencia en el proceso de asilo y sobre cómo mejorar sus vidas mientras esperan. 

¿Qué tipo de atención reciben estas personas en el centro de Maadi?

El proyecto de Maadi emplea un modelo multidisciplinario de atención que trata a los pacientes de manera integral.  Los psicólogos y psiquiatras trabajan junto a los médicos, fisioterapeutas y trabajadores sociales para garantizar que los problemas de salud de los pacientes se aborden tanto desde el punto de vista físico como mental. Dado que el dolor físico afecta el funcionamiento emocional y viceversa, abordar estos problemas de manera integral y complementaria es fundamental para el tratamiento.  

El componente subyacente que impulsa el enfoque multidisciplinario es que estamos tratando a nuestros pacientes como seres humanos. Este acto simple y pequeño tiene efectos profundos porque muestra que los pacientes merecen dignidad. No son simplemente un número en un archivo de casos clínicos.

¿Puede contarnos algunos ejemplos de su trabajo?   

Me vienen a la mente muchos ejemplos de casos de los que nos tuvimos que encargar durante los años de mi trabajo en El Cairo. Un ejemplo es el de un paciente al que había que operarle la pierna a causa de una lesión antigua que sufrió como consecuencia de la violencia en su país de origen. Tenía un miedo terrible a la operación quirúrgica y a todo el proceso. El equipo entero tuvo que trabajar en conjunto para atender sus necesidades y asegurar el éxito de la intervención: el médico se preparó y defendió su tratamiento en un hospital externo; el psicólogo abordó los temores del paciente relacionados con la operación y con el hecho de estar lejos de su familia durante su estancia en el hospital; el fisioterapeuta preparó al paciente para fortalecerlo físicamente; y el trabajador social se centró en los asuntos económicos y en cómo el paciente podría seguir ayudando a su familia durante la recuperación.  Era necesario tratar cada uno de estos temas para garantizar que el paciente recibiera un tratamiento exitoso y ayudarle progresivamente a volver a sentirse completo y sano.

¿Cómo fue su experiencia trabajando en este proyecto? 

El equipo de MSF en el centro médico de atención integral de Maadi está bien consolidado y está formado por personas con orígenes y bagajes diversos. El equipo fue sumamente amable y generoso conmigo y mostró una paciencia y una capacidad para trabajar con recursos limitados increíbles. Como yo, estaban ansiosos por brindar a nuestros pacientes la mayor compasión y cuidado posibles. Al principio, trataba de descubrir cómo encajar en un sistema que ya funcionaba: escuchaba al personal y observaba la dinámica vibrante que existía. Muchos de los empleados han estado haciendo esto durante años y tienden a lidiar con la peor parte del trabajo. Es increíble poder presenciar el inquebrantable sentido de unidad y la estructura de apoyo que tiene el proyecto. Quería asegurarme de que yo también desempeñara un papel positivamente constructivo y de que mi trabajo repercutiera en soluciones sostenibles y a largo plazo para nuestros pacientes.

Empezamos a trabajar en Egipto en 2011. Continúan nuestras conversaciones con el Ministerio de Salud y Población egipcio y las instituciones médicas nacionales sobre el establecimiento de proyectos de colaboración en áreas clave de salud pública. También nos hemos ofrecido a contribuir con conocimientos técnicos y médicos a las iniciativas existentes.