“Viviendo en condiciones imposibles”

Entrevista a Forbes Sharp, Coordinador de Emergencia de MSF, Juba.

MSF
10/02/2014

Se estima que 40.000 personas han buscado refugio en dos recintos de la ONU en Juba, tras el estallido de violencia que se produjo en la ciudad a mediados de diciembre de 2013. MSF empezó a gestionar clínicas en el campo de Tomping y en tres campos de Juba en diciembre de 2013, donde las actividades médicas continúan.

En el campo de Tomping, más de 27.000 personas viven en una situación desesperada, sin poder regresar a sus hogares. Los equipos de MSF están viendo un aumento del número de casos críticos de sarampión y enfermedades diarreicas. El coordinador de emergencia de MSF, Forbes Sharp, explica las terribles condiciones de vida de las personas en este campo, cómo está respondiendo la organización a estas necesidades y qué más queda por hacer.

¿Cuál es la situación actual en el campo de Tomping, en Juba, donde se han asentado miles de desplazados?

Sólo hay una forma de describir Tomping: excepcionalmente superpoblado. Cuando entras con tu vehículo en el campo, ves a personas viviendo a cada lado de la carretera debajo de los árboles, intentando encontrar un pequeño espacio para sus familias. Está claro que este recinto nunca fue diseñado para ser un campo de desplazados ni para albergar a un número tan grande de personas. Como máximo podría dar cabida a 4.000 o 5.000 personas, pero ahora hay más de 27.000 personas hacinadas, viviendo en condiciones imposibles bajo un sol de justicia. Desde un punto de vista de la salud pública, estas condiciones de hacinamiento son una bomba de relojería. Las enfermedades infecciosas se pueden propagar con gran rapidez, especialmente con un saneamiento tan insuficiente. Es difícil encontrar espacio para construir letrinas y las personas luchan para mantener una mínima higiene. Como resultado de ello, vemos un gran número de enfermedades diarreicas, que en un contexto como este pueden ser mortales.

En una emergencia el objetivo es tener una letrina para cada 50 personas. En Tomping hay una para cada 150. Hay muchas organizaciones en el terreno haciendo todo lo que está en sus manos para intentar encontrar espacio y construir más, pero no importa cuántos refugios más se construyan: al poco vuelve a estar todo lleno. La falta de espacio hace que trabajar aquí resulte extremadamente difícil para toda la comunidad humanitaria.

¿Qué hace MSF para apoyar a los desplazados en Tomping?

El pasado 22 de diciembre nuestro equipo de emergencia abrió un ambulatorio en el campo de Tomping, donde desde entonces hemos tratado a más de 7.700 personas, principalmente aquejadas con enfermedades diarreicas, infecciones de las vías respiratorias y malaria.

Hace unas semanas empezamos a ver cada vez más casos de sarampión. Es una enfermedad viral que empieza con moqueo, tos y ojos enrojecidos, y después aparece una erupción que se va esparciendo por el cuerpo. El sarampión debilita el sistema inmunológico, haciendo que los niños, en particular los más débiles, sean más susceptibles a infecciones. El sarampión en un campo de desplazados es alarmante porque afecta a los niños, se propaga con gran rapidez y puede acabar con sus vidas.

En respuesta a esto, hemos abierto una estructura secundaria para atender los casos pediátricos más críticos, con una asistencia de alto nivel las 24 horas. De momento, hemos tenido 163 admisiones, casi todas niños menores de cinco años. Nuestra sala de pediatría ha estado funcionando al 150% de su capacidad desde que abrió. La mitad de las admisiones son niños con sarampión que llegan en muy mal estado de salud.

A pesar de nuestros mejores esfuerzos, hemos perdido a 16 pacientes desde que abrió la estructura. Ahora estamos duplicando el tamaño de nuestra sala de pediatría y enviando a equipos de salud comunitarios para animar a las personas a que lleven a sus hijos al hospital mucho antes, antes de que enfermen de gravedad. Cuando antes les lleven al hospital, más vidas podrán salvarse. ¿Cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos? El espacio: ese es el problema al que nos enfrentamos todos quienes trabajamos en Tomping. Nuestra clínica es del tamaño de una pista de tenis, donde regularmente tratamos a más de 200 pacientes diarios. La cuestión es que, de buena mañana, cuando realmente hay más trabajo en la clínica, apenas nos podemos mover de un lado a otro. El espacio es tan valioso que la gente ha instalado pequeñas tiendas a lo largo de la valla que rodea nuestra clínica, y esa es su casa.

El calor es abrasador y con un saneamiento tan deficitario, los niños contraen diarrea, lo que a su vez provoca deshidratación. Trajeron a una pequeña a la sala de pediatría tan deshidratada que sus venas se habían secado. Una de las enfermeras de MSF, Anna, estuvo más de cinco horas con ella, alimentándola mediante un tubo nasogástrico y, aunque empezó a recuperarse ligeramente, ya era demasiado tarde para ella y desgraciadamente murió esa misma noche.

¿Qué te preocupa en relación a los desplazados? ¿qué queda por hacer?

Estamos muy preocupados sobre el efecto que las condiciones de vida están teniendo para la población. Nuevos datos de todo el campo de Tomping, incluidos datos de MSF, indican que el número de personas que mueren en el campo cada día supera el umbral de la emergencia. Estamos analizando más estos datos para conseguir tener una idea más clara de las cifras exactas y las razones de estas tasas tan elevadas.

Mientras tanto, hemos reforzado nuestro equipo duplicando el tamaño de la sala de pediatría y el número de enfermeras y médicos, mejorando la sensibilización comunitaria para animar a las personas a que acudan antes a la clínica para tratamiento, y creando sistemas de vigilancia de la mortalidad. Al mismo tiempo, estamos hablando con otras organizaciones en el terreno sobre qué más podemos hacer entre todos para responder a esta situación. Pensamos que hay que conseguir más espacio para letrinas y un ambulatorio más.

Vivir en estas condiciones tan duras de hacinamiento incrementa la vulnerabilidad de la población a enfermedades, convirtiéndose esto en una batalla diaria para ellos. Para mí, lo más preocupante es que Tomping es solo una fracción del sufrimiento de las más de 800.000 personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares en todo Sudán del Sur y vivir una vida de desplazados.