La situación es cada vez más precaria para las personas desplazadas en Calais, lo que ha contribuido al deterioro de su estado de salud. Y es que la reducción de rutas seguras y legales hacia el Reino Unido aumenta el número de tragedias en esta frontera. Miles de personas viven con lesiones físicas y psicológicas fruto de las políticas de los gobiernos francés y británico.
Cada día, cientos de personas intentan llegar a Reino Unido por la frontera franco-británica, arriesgando sus vidas ante falta de perspectivas en Francia o para reunirse con familiares en el Reino Unido. En Calais, se enfrentan a la falta de apoyo de las autoridades, al aislamiento de las comunidades locales y a barreras lingüísticas entre ellos y los proveedores de servicios sanitarios, lo que debilita aún más a estas personas que con frecuencia han sufrido violencia y traumas psicológicos en sus viajes.
Ante la falta de atención sanitaria a migrantes, refugiados y solicitantes de asilo por parte del gobierno francés, Médicos Sin Fronteras hemos empezado a trabajar en Calais para proporcionar atención médica y psicológica.
Entre 400 y 600 migrantes, refugiados y solicitantes de asilo viven actualmente en Calais. Se trata de una cifra baja en comparación con años anteriores, debido tanto al aumento de los cruces como a la política de “cero puntos de fijación”, que dispersó a la gente por la costa norte de Francia.
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Cada día en la frontera, las personas migrantes se enfrena a la respuesta de seguridad y las políticas represivas implementadas por Francia y el Reino Unido (muros, alambre de espino, barreras, cámaras de vigilancia, expulsiones diarias, acoso policial).
“Los desmantelamientos sistemáticos por parte de la policía, a veces con violencia, la confiscación de efectos personales, la marginación, los obstáculos impuestos por las autoridades y la persecución de organizaciones de voluntarios han conducido a una situación cada vez más precaria para las personas desplazadas y han contribuido al deterioro de su estado de salud”, afirma Pauline Joyau, coordinadora de nuestro proyecto en Calais.
Para ayudar a cubrir las necesidades sanitarias de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo dispersos por asentamientos informales y ayudarles a acceder a la atención sanitaria, visitamos las zonas donde viven, incluidos asentamientos, centros de día y albergues. Los miembros del equipo sensibilizan sobre los problemas de salud mental, identifican los casos más vulnerables mediante actividades psicosociales y los derivan a centros médicos gratuitos o a hospitales, en cooperación con los proveedores de salud pública.
En la primera ronda de consultas, las afecciones médicas más frecuentes fueron problemas respiratorios relacionados con la exposición al frío y la falta de tratamiento de infecciones, y dolores por lesiones producidas al caer de camiones mientras intentaban cruzar el Canal de la Mancha. Nuestro equipo también atendió a personas que habían sufrido violencia física en su viaje y a personas que habían pasado por experiencias traumáticas, como sobrevivir a naufragios en el Canal de la Mancha.
Nuestro equipo trabaja con organizaciones de voluntarios que llevan mucho tiempo operando en la zona. “Gracias a ellas y a la generosidad de ciudadanos solidarios, los migrantes pueden cubrir sus necesidades básicas”, afirma Joyau. “Sin embargo, la obstrucción al trabajo de las organizaciones de voluntarios ha aumentado y, a pesar de las denuncias y los recursos legales, las prácticas de la policía y las autoridades locales no han cambiado”.