Cordillera, Colombia: transformando el dolor

Natalia Sánchez, psicóloga de MSF en el proyecto Cauca Cordillera recoge el testimonio de Doña Mireya.

MSF
05/07/2016

José era un muchacho dedicado al sustento de su hogar, le aportaba a su madre en retribución por los cuidados que ella durante años, le había brindado. Lamentablemente, todo su esfuerzo, su cualidad de trabajador y de buen hijo, se derrumbó hace diez años cuando, en manos de Grupos Armados Ilegales, fue torturado y asesinado, dejando a Doña Mireya*  al filo de un dolor profundo y casi insuperable.

A la fecha Doña Mireya todavía recuerda cómo era su hijo, su capacidad de esfuerzo, el acompañamiento y respaldo tanto económico, como afectivo que le brindaba. Al relatar los acontecimientos, la mujer llora, dice que se siente descargada al poder expresar su sufrimiento sin sentirse juzgada ni culpable por seguir sintiendo que su herida continúa abierta.

Durante la segunda sesión, doña Mireya relata un mínimo alivio vinculado a la posibilidad que se ofreció de ser escuchada, comprendida y estabilizada, además de identificar su valentía al relatar los hechos, permitirse dar paso a sus emociones más trascendentales y reconocer las estrategias que ha empleado en este duro proceso de años.

Su vida cambió, dio un giro inesperado, repentinamente tuvo que empezar a lidiar con la pesadez de su alma, las responsabilidades que continuaban, consigo misma y su familia.

Hoy en día los dolores físicos se intensifican, quizá también, a la par con el dolor emocional. Una luz de esperanza empieza a revivir por dentro, cuando ve la posibilidad de sanar a través de su narración, el reconocerse como ser humano, activar sus redes de apoyo y manejar sus emociones con mayor confianza, proceso que ha podido realizar, con el acompañamiento terapéutico de MSF y del que poco a poco, empieza a dar frutos con los cambios que ha ejercido esta fuerte y valerosa mujer.

*Nombre ficticio

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