Un camión-quirófano para operar al instante en zonas de guerra

Nuestro tráiler de unidad quirúrgica móvil (MUST) es un auténtico quirófano sobre ruedas: permite operar a hasta 10 heridos en un día y se monta en solo dos horas. Porque la guerra no espera, debemos trabajar lo suficientemente cerca para poder tratar a los heridos a tiempo.

MSF
08/10/2018

Por Piotr Hleb-Koszański, responsable de logística de Médicos Sin Fronteras.

Mi salida hacia el proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) se canceló en el último momento. Como responsable de logística, me encargo de la parte técnica de los proyectos. La cancelación de mi misión significaba que pasaría las próximas semanas, la etapa más fría del año, en casa.

Pero un par de días más tarde recibí una llamada en la que me informaban de que el equipo de MSF empezaba a desarrollar el proyecto del Tráiler de Unidad Quirúrgica Móvil (MUST, por sus siglas en inglés) y podía unirme a ellos a la espera de que me fuera asignada una nueva misión. Tres días más tarde me reuní con el equipo en Holanda para empezar a trabajar en el MUST.

En zonas de guerra es imprescindible la asistencia quirúrgica, pero las líneas de frente del conflicto cambian rápidamente. Debemos trabajar lo suficientemente cerca para poder tratar a los heridos a tiempo, pero también tenemos que mantener a salvo al personal médico y a los pacientes, lo que puede significar evacuar si los combates se acercan demasiado.

Por otro lado, trabajar en instalaciones temporales, como carpas y tiendas, dificulta la esterilización de las instalaciones y las salas. La idea del MUST es contar con una operatividad instantánea: está preparado para ir dondequiera y ser lo suficientemente resistente como para soportar duras condiciones en el terreno, manteniéndose estéril para prevenir infecciones.

El objetivo que nos marcamos, por tanto, cuando comenzamos el proyecto fue el de construir una unidad de cirugía móvil e independiente, basada en cinco contenedores y un tráiler. Ahora lo pienso y en aquel momento nos parecía prácticamente imposible. Aunque después me di cuenta de la razón: la batalla de Mosul había empezado en Irak y la guerra no espera. La clínica tenía que llegar a la zona lo antes posible.

El diseño ya estaba hecho: el núcleo estaría constituido por un contenedor de algo más de 12 metros que ejercería de centro de operaciones. Otro constituiría la unidad de cuidados, un tercero para la esterilización, otro más para la farmacia y un quinto para almacenar material logístico.

El tiempo de autonomía de suministros de la clínica es de un mínimo de 24 horas. Con el agua, la electricidad y los suministros que permite transportar el MUST se pueden hacer 10 intervenciones quirúrgicas en un día, el tiempo de montaje es de dos horas. Y lo más importante: solo llevó 16 días desarrollar el proyecto.

Los contenedores son estériles, están equipados con equipos de tratamiento de agua, aire acondicionado y suelos y luces antibacterianas. Tuvimos que definir cuáles, de entre los kits médicos de MSF, podíamos emplear para hacer que el hospital fuera del todo funcional.

Instalamos la mesa de operaciones y las luces, adaptando el equipo de anestesia y otros equipamientos médicos para que fueran útiles y fáciles de usar en el terreno. Colocamos y probamos un esterilizador, camas de hospital, fuentes de energía continua como respaldo eléctrico para quirófanos y bancos de sangre. Para elevar a los pacientes, usamos elevadores de remolque normales.

El auténtico dolor de cabeza fue colocar todos los equipos adicionales en el quinto contenedor. Nos hace falta llevar cuatro carpas, incluida una inflable con el equipo completo. El propósito de estas tiendas es el de ofrecer al equipo médico una zona para la selección y clasificación de pacientes, otra para pacientes con heridas menos graves, otra diferenciada para triaje quirúrgico y una carpa de referencia.

Tras el diseño y la producción llegó el momento de volver a la oficina y ponerse a trabajar en el envío del tráiler y en un manual de usuario del MUST. Al terminar, volví a casa y recibí una llamada: ¿Estaba interesado en ir a Irak como responsable de logística del MUST? Dije que sí sin pensarlo. Quería ver de verdad cómo funcionaba en el terreno.

Muy cerca de la línea de frente

Tres semanas más tarde, estaba en Irak. Mandamos el MUST a Kurdistán por carretera. Llegó el momento de tomar decisiones sobre dónde y cuándo desplegar la instalación. Las fuerzas iraquíes de coalición tomaron el control de la parte este de Mosul a mediados de enero de 2017 y prepararon una ofensiva para la zona oeste del río Tigris. De hecho, pasó un mes hasta que comenzó la batalla por el oeste de Mosul, pero eso no lo sabíamos entonces.

Finalmente, pudimos tomar la decisión: desplegaríamos el MUST a solo cuatro kilómetros de la primera línea, al sur de Mosul. Aparentemente, el MUST sería el hospital quirúrgico y traumatológico más cercano al frente de la batalla de Mosul. El coordinador del proyecto nos mostró el lugar, señaló, y dijo: “Aquí”.

Desde ese momento, todo avanzó el doble de rápido. Empezamos a trabajar en la preparación del terreno, compactando, nivelando y contratando a un proveedor para construir muros y vallas. Al mismo tiempo poníamos en marcha los trabajos de agua y saneamiento, contratábamos más personal, establecíamos las normas de seguridad, alquilábamos casas para la oficina, etc.

Al principio teníamos que trasladarnos 40 kilómetros desde la base hasta el hospital y regresar por la tarde. Empleábamos una hora en coche en cada trayecto a través de zonas completamente destrozadas tras la retirada del Estado Islámico y el avance de las fuerzas iraquíes de coalición. Vimos pueblos enteros destruidos por impactos de misil, combates y saqueos. Incluso las carreteras estaban totalmente dañadas para que otros no pudieran utilizarse.

Estábamos preparados. Los contenedores estaban colocados, nivelados y conectados, las tiendas montadas con todo el equipamiento, la potencia asegurada, las soluciones de agua y saneamiento implementadas, el personal incorporado… Estábamos entusiasmados, aunque solo por un día. Al día siguiente empezó la ofensiva y nos dimos cuenta rápidamente por qué habíamos venido hasta aquí. El suelo temblaba como si la batalla se desarrollara a apenas unos metros; el sonido de los bombardeos y las explosiones nos acompañarían durante las próximas semanas. Había llegado el momento de demostrar por qué habíamos diseñado  el MUST.

Durante las siguientes semanas recibimos heridos casi cada día. Nos desplegábamos y corríamos hacia la puerta de entrada tal y como escuchábamos el ruido de las sirenas de las ambulancias: todas las manos eran necesarias. Además de las funciones logísticas, ayudábamos en el transporte de los pacientes de la ambulancia a la clínica y viceversa. Cada ambulancia traía a entre cinco y siete pacientes. Nuestro hospital se llenó rápidamente. Realizábamos cirugías y atendíamos a personas que habían sido alcanzadas por francotiradores, a víctimas de bombardeos y a heridos por la intensa batalla que se desarrollaba a pocos kilómetros de nuestra posición.

Fue increíble el espíritu de un equipo que, cada día, gestionó un hospital a máxima velocidad en pleno conflicto.