La pandemia de COVID-19 en ningún caso debe beneficiar la especulación de las farmacéuticas

Exigimos que esta crisis de salud global no dé pie a patentes y beneficios lucrativos en medicamentos, test o vacunas para el coronavirus. Las pruebas deben ser asequibles para todos los países.

MSF
30/03/2020

Exigimos hoy que no se patenten ni se saque provecho de los medicamentos, los tests o las vacunas para la pandemia de la COVID-19, y que los gobiernos se preparen para suspender y anular patentes y tomar otras medidas, como el control de precios, para garantizar la disponibilidad, reducir el precio y salvar más vidas.

Canadá, Chile, Ecuador y Alemania ya han tomado medidas para facilitar la anulación de patentes mediante la emisión de licencias obligatorias para medicamentos, vacunas y otras herramientas para la COVID-19. Asimismo, el gobierno de Israel emitió una licencia obligatoria para las patentes de un medicamento que investigaban para el uso de la COVID-19.

Tras fuertes críticas de grupos civiles y MSF, la farmacéutica Gilead ha renunciado a una designación especial de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) que le habría permitido extender el monopolio sobre la patente del remdesivir 20 años en más de 70 países.

El remdesivir es un potencial candidato para el tratamiento de la COVID-19 y se esperan resultados preliminares de ensayos clínicos en abril. Sin embargo, Gilead aún tiene que comprometerse a no hacer cumplir sus patentes a nivel mundial.

“Gilead no puede tener ganancias comerciales de esta pandemia y debe comprometerse a no hacer cumplir o reclamar sus patentes y otros derechos exclusivos”, afirma Dana Gill, asesora de nuestra Políticas de la Campaña de Acceso en Estados Unidos.

“De lo contrario, se estaría preparando para cobrar lo que quiera por el remdesivir durante esta crisis de salud global y en los años venideros. Algo todavía más indignante si tenemos en cuenta la enorme cantidad de dinero de los contribuyentes y recursos públicos que ya han contribuido a la investigación y el desarrollo del remdesivir”.

PATENTES NO - Necesitamos medicinas, test y vacunas baratos para la COVID-19

MSF estamos muy preocupados por el acceso a cualquier futuro medicamento, prueba o vacuna para la COVID-19 en los lugares donde trabajamos y en otros países afectados por esta pandemia.

Por ello, instamos a los gobiernos a prepararse para suspender o anular las patentes de herramientas médicas para la COVID-19 mediante la emisión de licencias obligatorias. Eliminar las patentes y otras barreras es fundamental para ayudar a garantizar que haya suficientes proveedores que vendan a precios que todos puedan pagar.

“Por nuestro trabajo en todo el mundo, sabemos muy bien lo que significa no poder tratar a nuestros pacientes porque el medicamento necesario es demasiado caro o simplemente no está disponible”, explica el Dr. Márcio da Fonseca, asesor de Enfermedades Infecciosas de nuestra Campaña de Acceso.

“En los países donde las corporaciones farmacéuticas hacen cumplir las patentes, instamos a los gobiernos a poner en marcha la rueda para anular estos monopolios para que puedan garantizar el suministro de medicamentos asequibles y salvar más vidas”.

El fabricante estadounidense de pruebas de diagnóstico Cepheid ofrece otro ejemplo de especulación en medio de la pandemia. La corporación acaba de recibir la autorización de uso de emergencia por parte de la FDA para una prueba rápida de COVID-19 (Xpert Xpress SARS-CoV-2). La prueba tarda 45 minutos en dar el resultado utilizando máquinas de diagnóstico que ya se han utilizado de forma rutinaria para tuberculosis (TB), VIH y otras enfermedades.

Cepheid acaba de anunciar que cobrarán 17,87 euros (19,80 dólares) por prueba en los países en desarrollo, incluidos los países más pobres del mundo donde las personas viven con menos de dos dólares por día.

Estudios de nuestra organización y otros actores sobre la prueba de TB de Cepheid (que utiliza un cartucho similar para TB por el que cobra 9 euros o 10 dólares en los países en desarrollo), demuestra que el precio de los materiales, incluidos los gastos de fabricación, gastos generales y otros, de cada cartucho es de 2,71 euros (3 dólares), y por lo tanto cada prueba podría venderse con beneficios a 4,51 euros (5 dólares).

“Con una pandemia propagándose, ahora no es el momento de probar cuales son los precios más altos que soportará el mercado”, afirma Stijn Deborggraeve, asesor de Diagnóstico de nuestra Campaña de Acceso. “Sabemos lo críticas que son las pruebas en esta pandemia, por lo que las pruebas deben ser asequibles para todos los países”.

Advertimos que los altos precios y los monopolios provocarán un racionamiento de medicamentos, pruebas y vacunas, que solo servirán para prolongar esta pandemia.

“Las empresas farmacéuticas y de diagnóstico están eligiendo ser parte del problema en lugar de ser parte de la solución, lo que demuestra que incluso en esta crisis aguda de salud global, no harán lo correcto”, añade Gill.

“Hacemos un rotundo llamamiento a los gobiernos para que reconozcan cuántas vidas están en juego y usen su poder para hacer que los medicamentos, las pruebas y las vacunas estén disponibles, sean accesibles y asequibles para todos”.