10 lecciones sobre la crisis del Mediterráneo en 2016

En 2016, hemos tenido equipos a bordo de tres barcos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo: el Dignity I, el Bourbon Argos y el Aquarius (este último en colaboración con SOS Méditerranée).

MSF
02/12/2016

Desde el comienzo de las operaciones en abril y hasta el pasado 29 de noviembre, entre los tres, estos barcos han rescatado a 19.708 personas de embarcaciones en peligro de naufragio. Hemos sacado del mar a al menos una de cada nueve personas que han cruzado el Mediterráneo este año.

Además, nuestros equipos también han asistido a otras 7.117 personas que habían sido rescatadas por otros buques: les hemos facilitado atención médica y las hemos trasladado de forma segura a Italia.

1. Ni siquiera ha terminado y 2016 ya es el año más mortífero del que se tiene registro

Desde el 1 de enero, casi 4.700 hombres, mujeres y niños han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo, casi un millar más que en todo 2015; y aún quedan algunas semanas antes de que concluya 2016. Estas cifras no se deben a un aumento significativo de las llegadas, sino a un incremento de la mortalidad en el letal trayecto entre Libia e Italia. En 2016, una de cada 41 personas que intentaron huir de Libia por barco murió en el intento. A pesar de las sobrecogedoras cifras y de la enorme pérdida de vidas, la respuesta de la Unión Europea en el Mediterráneo central se ha limitado a declarar “la guerra a los traficantes” y se ha centrado en adoptar medidas de disuasión y de externalización de fronteras en lugar de salvar vidas y permitir un paso seguro a Europa. Esto solo ha servido para empujar y forzar a los traficantes a adaptar sus tácticas y operar de una forma más peligrosa aún para eludir los controles fronterizos. En resumen, se ha cobrado más vidas.

2. Adultos y niños son hacinados en embarcaciones más precarias

En 2016, nuestros equipos rescataron a personas de 134 balsas de goma de pésima calidad y 19 barcos de madera destartalados. Nuestros equipos también recuperaron los cuerpos de aquellos para quienes el rescate llegó demasiado tarde. Los grandes barcos de madera de 2014 y 2015 han desaparecido y han sido reemplazados por botes inflables baratos de un solo uso. Los traficantes asumen que serán interceptados en algún punto por las operaciones militares de búsqueda en alta mar y que, tras los rescates, las balsas serán destruidas. Estos barcos de escasa calidad han dado lugar a una tragedia tras otra. Nuestros equipos las han presenciado a menudo: hemos recuperado cuerpos de personas asfixiadas o aplastadas por el peso de sus cientos de compañeros de viaje, o ahogadas en el fondo por la mezcla tóxica de agua de mar y combustible.

3. Los traficantes son más crueles que nunca

Nuestros equipos han visto barcos zozobrar tras pasar horas o incluso días a la deriva, sin rumbo ni motor, después de que los propios traficantes u otros grupos criminales se lo arrebataran antes de tener la posibilidad de ser rescatados. Aquellos a quienes rescatamos nos cuentan que los han retenido en cuevas, zanjas o agujeros en el suelo durante días o semanas, antes de ser forzados a subir a un bote. Hemos escuchado historias de ejecuciones, terribles malos tratos y abusos sexuales que, en algunos casos, constituyen tortura. En contraste con el año pasado, hemos visto menos personas equipadas con chalecos salvavidas, alimentos, agua y otros suministros para la travesía; incluso carecían de suficiente combustible. Los rescates se producen por oleadas y a todas horas del día o de la noche porque los traficantes envían a la gente en flotillas y a extrañas horas, con la esperanza de que escapen de las medidas de control, disuasión e intercepción establecidas por las políticas restrictivas; o incluso de que, si algunos son interceptados, en su mayoría pasen y sean rescatados. Los rescates nocturnos, que son más peligrosos si cabe, se han vuelto más frecuentes: algunos días, un solo barco de rescate ha tenido que responder a más de 10 llamadas de socorro.

4. Muchos menores se enfrentan al mar sin su familia

El 16% de quienes han llegado a Italia son menores y el 88% de ellos no van acompañados de un familiar. Hubo un caso de una pequeña familia rescatada por el Aquarius que estaba encabezada por un niño de 10 años; viajaba solo con sus tres hermanos, todos ellos lo suficientemente pequeños como para llevar pañales.

5. Muchas mujeres están embarazadas, a menudo a consecuencia de una violación

Algunos de los bebés nacidos en esta ruta son muy deseados, pero sencillamente llegan en un momento difícil, cuando sus madres no pueden ser atendidas por personal cualificado. Sin embargo, muchos otros son resultado de una violación en Libia, en la ruta, o en los propios países de origen. Muchas de las mujeres que rescatamos, especialmente las que viajan solas, narran terribles historias de violaciones y abusos sexuales durante su estancia y tránsito por Libia. Muchas otras están demasiado traumatizadas y aterrorizadas para contar lo que han pasado en el poco tiempo que pasan a bordo de los barcos de rescate. De hecho, la amenaza de violación es tan conocida que algunas mujeres optan por usar implantes anticonceptivos de larga duración en el brazo antes de emprender el viaje y así evitar quedarse embarazadas. En 2016, nacieron cuatro bebés en nuestros buques de salvamento. Es un milagro que rescatáramos a tiempo a sus madres y pudieran ser atendidas por nuestras matronas. Es terrible pensar qué habría sucedido si su parto hubiera comenzado antes o si hubieran sido rescatadas por barcos mercantes sin médicos adecuados.

6. Ni somos traficantes ni ayudamos a los traficantes

Dejemos este punto claro: no somos una organización que trafique con personas ni tampoco formamos parte de una operación contra los traficantes. Estamos en el Mediterráneo simple y llanamente para salvar vidas. Los traficantes explotan a algunas de las personas más vulnerables del mundo con fines de lucro. Su modelo de negocio existe, en parte, porque no hay vías legales y seguras de acceso a Europa para las personas que necesitan protección. La inestabilidad y la crisis económica en Libia también es un factor clave en la proliferación de las redes de tráfico de personas.

7. No solo las mujeres y los niños son vulnerables

Cada persona que rescatamos trae consigo una historia de sufrimiento. Mientras mujeres y niños tienen vulnerabilidades muy específicas que necesitan un cuidado y una atención especial, los hombres también tienen otras debilidades que, a menudo, son más difíciles de ver. Algunos huyen de guerras en las que no quieren participar; otros lo hacen de las torturas, del reclutamiento forzoso y de las violaciones masivas de los derechos humanos. Los hay que escapan de la discriminación por razón de su sexualidad, o de la violencia, la persecución o la pobreza extrema. Su duro viaje comienza en países que van desde Pakistán a países de África subsahariana como Nigeria o Gambia, o el Cuerno de África, especialmente Eritrea. Otras personas proceden de naciones de Oriente Próximo devastadas por años de tensión e inestabilidad.

8. La mayoría de los refugiados y migrantes no vienen a Europa

La inmensa mayoría de los refugiados y migrantes han buscado refugio u oportunidades en su propia región. Según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), ninguno de los principales países de acogida de refugiados está en Europa: son Turquía, Pakistán, Líbano, Irán, Etiopía, Jordania, Kenia, Uganda, República Democrática del Congo (RDC) y Chad. Juntos, acogen a más de la mitad de los refugiados que hay en el mundo. Europa solo ha recibido un pequeño porcentaje de los refugiados, pero sigue centrándose en formas ‘creativas’ de mantenerlos alejados en lugar de acoger a los que lo necesitan.

9. Los refugiados y migrantes sufren violencia y malos tratos en Libia

En primer lugar, no importan las razones por las que se encuentran en Libia; la violencia y el maltrato que sufren los refugiados y los migrantes significa que simplemente tienen que salir de ahí. Según los entrevistados por nuestros equipos, los hombres, mujeres y menores no acompañados –algunos de tan solo 8 años– que han llegado a Libia huyendo de la guerra, la persecución o la pobreza en sus países de origen sufren abusos a manos de traficantes, grupos armados y particulares que explotan su desesperación. Los abusos denunciados incluyen ser víctima de violencia (incluida la sexual), secuestro, detención arbitraria en condiciones inhumanas, tortura y otras formas de malos tratos como extorsión, esclavitud y trabajo forzoso.

10. Interceptar embarcaciones que salen de Libia no es una solución

Impedir que la gente salga de Libia la condena a más malos tratos, extorsión, esclavitud y abuso físico, sexual y psicológico a manos de las redes de traficantes. De acuerdo al plan de entrenamiento y formación iniciado por la Unión Europea, se espera que la Guardia Costera libia desempeñe un papel clave en las futuras políticas de contención dentro del territorio libio, llevando a cabo operaciones de interceptación, búsqueda, rescate y devolución en las aguas territoriales libias. Nuestra experiencia demuestra que interceptar embarcaciones hacinadas y no aptas para navegar puede ser extremadamente peligroso en este contexto y agravar los riesgos a los que ya se enfrentan. Aquellos que huyen de Libia deben ser rescatados de una manera segura y tranquila y llevados a un puerto seguro donde puedan recibir asistencia y solicitar asilo u otras formas de protección. Tal y como es la situación actual en Libia, este país no puede ser considerado un puerto seguro para desembarcar.

#VÍASSEGURAS

#RIGHT_TO_ASYLUM

El pasado 14 de noviembre, el Dignity I desembarcó a los rescatados en su último salvamento del año y el Bourbon Argos hizo lo mismo una semana después. Durante el invierno, en el que se espera que el clima y las condiciones del mar reduzcan drásticamente el número de personas que salen de Libia hacia Italia, ambos barcos permanecerán amarrados en puerto. El Aquarius, operado junto a SOS Méditerranée, será el único barco con equipos de MSF activo durante todo el invierno: patrullará de forma continua para rescatar a quienes desafían las peligrosas aguas durante esta estación. Esperamos reforzar nuestra capacidad de búsqueda y rescate en marzo, cuando la estación primaveral lleve a un incremento de los cruces.