Los Estados europeos juegan con la vida de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en el Mediterráneo central

En los últimos 11 días a bordo del Sea Watch 4, hemos sido testigos de cómo les condenan a ahogarse y bloquean las acciones para salvarlas. En 2020, más de 350 personas han muerto en el Mediterráneo central. Estamos hablando de políticas deliberadas para no salvar vidas.

MSF
03/09/2020

Hassiba Hadj-Sahraoui, nuestro analista de Asuntos Humanitarios, repasa la situación que se vive en el Mediterráneo central.

 

¿Qué está pasando en el Mediterráneo central en estos momentos?

La situación en el mar es terrible. En los últimos 11 días hemos sido testigos de cómo los estados europeos condenan a las personas a ahogarse y bloquean las acciones para salvarlas. Más de 350 personas han muerto en el Mediterráneo central en 2020. Es difícil entender cómo se puede permitir que esto ocurra. Pero sucede.

Hace apenas dos semanas, 45 personas perdieron la vida en un naufragio. Hace solo unos días, un grupo de personas que viajaban apiñadas en una balsa de goma vio a cuatro de sus compañeros ahogarse. Casi 400 personas se han quedado varadas esperando un puerto seguro, algunas durante días y otras durante semanas. Se ha dejado 27 personas rescatadas por el petrolero Etienne, siguiendo las instrucciones de Malta, languidecer durante casi cuatro semanas a la espera de puerto.

Este es el resultado de políticas deliberadas para no salvar vidas. En los últimos meses, a pesar de recibir llamadas de socorro de botes neumáticos en sus propias regiones de búsqueda y rescate, Malta e Italia han estado ignorando las llamadas de auxilio y retrasando los rescates en áreas del Mediterráneo que están bajo su responsabilidad. Pero no son los únicos estados de la UE que miran para otro lado.

El fracaso de los estados ha obligado a las ONG a tratar de llenar el vacío estableciendo operaciones de búsqueda y rescate. Pero, a causa de la incautación de barcos y de bloqueos administrativos confusos y poco claros, son pocas las que pueden estar en el mar en este momento.

 

¿Cuál ha sido la experiencia del Sea Watch 4?

MSF, junto con Sea Watch, llevamos de vuelta en el mar a bordo del Sea Watch 4 11 días. Lo que hemos visto es nada menos que una desgracia. En la noche del lunes 31 de agosto, finalmente se nos notificó que podríamos desembarcar a 353 personas rescatadas en Palermo, Italia, el país seguro más cercano. Desde que regresamos al mar, hemos hecho frente constantemente a estados, principalmente Malta e Italia, que utilizan tácticas sucias, ignoran las llamadas de socorro en el mar y pasan la pelota a otros, como los navíos mercantes o los barcos de búsqueda y rescate de ONG.

Llevamos a cabo nuestro primer rescate a las pocas horas de llegar a aguas internacionales, frente a las costas de Libia, el 22 de agosto. A este le siguieron dos salvamentos más en 48 horas. A pesar de las reiteradas solicitudes de un lugar seguro, no se nos ofreció ninguno.

Resulta increíble que los Estados ahora estén dando instrucciones a buques mercantes y barcos de ONG para ayudar en los rescates y luego se nieguen a proporcionar un puerto seguro. El fin de semana pasado (29-30 de agosto) Malta ordenó al Sea Watch 4 que trasladara a las personas rescatadas por el Louise Michel. Las autoridades marítimas maltesas procedieron entonces a ignorar nuestras llamadas. Esto ocurre casi un mes después de que Malta ordenara al Etienne que rescatara a otro grupo de personas y posteriormente las dejara bloqueadas durante semanas.

Rescatados a bordo del Sea-Watch 4

¿Cuántas personas rescatadas ha llevado el Sea Watch 4 a bordo?

El Sea-Watch 4 ha llevado a bordo a 353 personas, 202 de ellas procedían de tres operaciones de rescate realizadas por los equipos del barco entre el 22 y el 24 de agosto (una de ellas fue evacuada por la Guardia Costera italiana porque las quemaduras que presentaban necesitaban atención hospitalaria). Las otras 152 personas adicionales provenían del Louise Michel, la embarcación financiada por Banksy. Estamos particularmente preocupados por los niños; hemos llevado a bordo alrededor de un centenar de menores no acompañados. Son extremadamente vulnerables y necesitan protección.

Nuestro barco tiene 60 metros de eslora. Algunas personas fueron rescatadas hace 11 días. Con tanta gente en un espacio tan reducido, las tensiones aumentan. Es fácil imaginarse lo complicado de la situación; especialmente cuando tratamos de implementar estrictos protocolos COVID-19 a bordo.

Mucha gente está muy traumatizada. Algunas de las personas trasladadas desde el Louise Michel relatan que vieron a integrantes de su grupo ahogarse. Solo se recuperó un cuerpo; los demás, como tantos miles antes, se perdieron en las olas. Y luego, además de todo esto, está la angustia y la ansiedad de no saber qué pasará a continuación. Estos estados están jugando con la vida de las personas; es cruel en extremo.

 

¿Qué os cuenta el equipo médico de MSF en el Sea Watch 4?

Junto al mareo, la deshidratación y la sarna, han visto quemaduras químicas resultado de una mezcla tóxica de combustible y agua de mar. Una persona rescatada, un adolescente, sufrió quemaduras tan graves que tuvimos que organizar una evacuación médica. Nuestros equipos también han tratado miembros fracturados y traumatismos que concuerdan con los informes que hablan de abusos, torturas y malos tratos en Libia.

Implementamos estrictos protocolos COVID-19, por lo que hemos estado prestando especial atención a cualquier persona con posibles síntomas, como tos o fiebre alta. Y  asegurándonos de que estuvieran aislados. Tanto la tripulación como las personas rescatadas están pendientes de lavarse las manos y usan máscaras.

 

¿Qué pasó con Louise Michel?

El viernes 28 de agosto, el Louise Michel vio un bote de goma lleno de gente, transportaba a 130 personas. Estas, que viajaban en una balsa que no estaba en condiciones para navegar, contaron a la tripulación Louise Michel que cuatro de sus compañeros se habían ahogado y el Louise Michel pudo recuperar un cuerpo. El Louise Michel, que tiene solo 30 metros de eslora, ya estaba repleto con 89 personas rescatadas previamente. Pero como seis horas después de que se avistara la balsa ningún estado había respondido, no tuvo más remedio que empezar a subir gente a bordo; incluso usó el bote salvavidas porque el barco estaba demasiado lleno para moverse. El sábado 29 de agosto, el Louise Michel emitió otra llamada de asistencia a la que respondió el Sea Watch 4.

Finalmente, las autoridades italianas asistieron y trasladaron al puerto de Lampedusa a las 49 personas más vulnerables: niños y varias mujeres, incluidas las que estaban en estado más avanzado de gestación y personas con necesidades médicas. Las autoridades maltesas ordenaron al Sea Watch 4 que subiera a bordo a las 152 personas que quedaban en el Louise Michel. Malta, sin embargo, no asignó un puerto seguro para desembarcar al grupo e ignoró las repetidas solicitudes de uno.

Supervivientes a bordo del barco manejado por SeaWatch y MSF, el Sea-Watch 4

¿Cómo pidió el Sea Watch 4 un puerto de seguro?

Un rescate solo se considera completo cuando las personas rescatadas desembarcan en un puerto seguro. El domingo 23 de agosto, escribimos a las autoridades maltesas e italianas para solicitar uno, y copiamos a Alemania, ya que Sea Watch 4 tiene bandera alemana. Repetimos continuamente nuestra solicitud; incluso después de que las autoridades maltesas nos pidieran transferir a las personas rescatadas del Louise Michel al Sea Watch 4.

Las autoridades maltesas o bien nos han ignorado o nos han respondido negativamente. Italia tardó en responder, pero el viernes 28 de agosto, las autoridades italianas nos solicitaron más información, si había grupos familiares, menores no acompañados y casos médicos urgentes. Teníamos la sensación de que las conversaciones avanzaban en la dirección correcta, pero no teníamos la menor certeza sobre cuándo y cómo podríamos desembarcar a las personas rescatadas. Todos teníamos en mente la situación del Etienne, en el mar durante semanas.

 

¿Por qué Italia y Malta siempre tienen que hacer más que otros países?

Todos los estados de la UE comparten la responsabilidad. Los que miran para otro lado tampoco están ayudando a Italia y Malta, que están a la vanguardia. Italia, por ejemplo, se ha quedado prácticamente sola al responder a los cientos de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que han llegado por su cuenta al puerto de Lampedusa en los últimos meses. Cuando hablamos de un puerto de seguro, debería ser el lugar seguro más cercano donde las autoridades evaluaran las necesidades de protección de las personas. Por eso, a pesar de la generosa oferta del puerto de Marsella, no podíamos viajar durante días para desembarcar allí. Lo que Francia y otros estados europeos pueden hacer es acercarse a Italia y ofrecerse a reubicar a las personas rescatadas.

 

¿Qué pasa con la COVID-19?

Como organización médica y humanitaria, MSF somos particularmente conscientes de los riesgos que plantea la COVID-19. MSF hemos respondido a la pandemia de COVID-19 en más de 70 países, incluido Italia. Apoyamos la necesidad de tomar todas las precauciones necesarias. En el Sea Watch 4 implementamos estrictos protocolos de COVID-19. Creemos que poner a las personas que llevan a puerto seguro en cuarentena es razonable siempre que se cumplan unas condiciones básicas.

Lo que no aceptaremos es que se incaute el barco sin una buena razón o con excusas inventadas, como ha sucedido recientemente. Nos pueden decir, por ejemplo, que llevamos a demasiadas personas a bordo a pesar de que esto es así porque seguimos las órdenes de las autoridades marítimas estatales.

Supervivientes a bordo del barco de búsqueda y rescate Sea-Watch 4

¿Por qué MSF insiste en traer gente a Europa? ¿Por qué no pueden ser devueltos a Libia?

¿La respuesta corta? Sería ilegal devolver a estas personas a Libia. ¿Por qué? Porque Libia no es un lugar seguro en absoluto. Esto ya lo ha reiterado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

MSF tenemos proyectos en Trípoli, Misrata, Zintan y Beni Walid. En estos lugares, vemos los abusos que sufren los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo no solo bajo custodia, sino también en manos de los traficantes. Esto incluye tortura y malos tratos, trabajo forzado y extorsión.

Un naufragio reciente frente a la costa libia se cobró al menos 45 vidas. Nuestros equipos se reunieron con algunos de los supervivientes cuando fueron devueltos a Libia. Sus historias eran desgarradoras.

¿La respuesta larga? Libia no es un lugar seguro y devolver personas a Libia es una violación del Derecho Internacional. Esto no significa que no estemos en contacto con las autoridades libias, que lo estamos. Pero tal como están las cosas, la única opción de puerto seguro son los estados costeros al otro lado del mar. No hay una ideología detrás, es solo geografía.

Tememos que la atención que hay sobre el Mediterráneo y los rescates por parte de las ONG sea una cortina de humo, una táctica de distracción para poner la atención en las operaciones de búsqueda y rescate civiles. ¿Por qué? Para que la gente no pregunte sobre las casi 8.000 personas que han sido interceptadas y devueltas a Libia por la Guardia Costera libia desde principios de año. Esta Guardia Costera libia está apoyada y capacitada por la UE.

 

¿Quién debería asumir responsabilidades aquí?

Lo sorprendente es que estamos frente a un desastre provocado por el ser humano, inducido por sus políticas. Los Estados europeos deben asumir su responsabilidad. Italia y Malta están incumpliendo las obligaciones legales de rescate de personas o de asignar un puerto de seguro y una asistencia adecuada. Pero, seamos también muy claros, la responsabilidad de esto no recae solo en estos dos países. Cada estado europeo tiene un papel que desempeñar; ofrecer soluciones concretas para compartir la responsabilidad y establecer un mecanismo adecuado de búsqueda y rescate en el mar. Además de los rescates llevados a cabo por el Sea Watch 4 y el Louise Michel (así como el Etienne, por supuesto), varias personas están logrando llegar por sí mismas a Lampedusa y a otros lugares de desembarco en el sur de Italia.

Los Estados europeos están jugando con la vida de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. Debe prevalecer el imperativo moral y legal de salvar vidas. Los países europeos deben desplegar una capacidad adecuada de búsqueda y rescate en el mar y responder a las llamadas de socorro. Estos crueles bloqueos en el mar deben terminar. Sin peros. Sin lanzarse la pelota de un estado a otro. Y es totalmente posible si los estados lideran las operaciones búsqueda y rescate y cooperan para poner en marcha un mecanismo predecible y sostenible de desembarco de las personas rescatadas en el puerto seguro más cercano.