Neumonía: “Lo diferente que puede ser la vida para un niño según dónde viva”

El doctor Alan González es mexicano y se unió a MSF en 2009. Desde entonces, ha trabajado en 17 misiones en países como Camerún, República Centroafricana (RCA), República Democrática del Congo (RDC), Haití, Irak, Costa de Marfil, Kenia, Libia, Siria y Tanzania. En esta entrevista nos describe su experiencia atendiendo a niños con neumonía.

MSF
27/02/2017

Los médicos suelen tener dificultades para recordar casos específicos de pacientes con neumonía. ¿Por qué?

Sí, a mí también me costó bastante recordar una historia en particular. Eso es porque la mayoría de los niños que vemos en las clínicas de MSF tienen neumonía, malaria o desnutrición. Muchas veces, estos niños tienen dos o tres de estas enfermedades al mismo tiempo. Intento recordar a todos los pacientes que he atendido, pero es muy difícil cuando tantos de ellos tienen síntomas parecidos. 

En todo el mundo, muchos de los niños que no reciben atención médica mueren por neumonía: casi un millón al año. En cambio, ¿se recuperan aquellos que atiendes?

Mejoran están bajo nuestro cuidado, pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué la neumonía afecta a tantos niños? Es indignante. Tenemos medios para prevenir que los niños enfermen de neumonía. La vacuna existe.

Pero no todos los niños tienen acceso a la vacuna contra la neumonía…

Esa es una de las principales razones por las que nos encontramos con tantos casos de neumonía en nuestros proyectos.

Cuéntanos alguna de tus experiencias.

Mientras estaba de misión en Abiyán, Costa de Marfil, atendí a un niño en estado crítico. Sufría neumonía y había desarrollado neumotórax, una lesión en la que el aire se filtra en tu cavidad torácica colapsando los pulmones. Aunque es raro que las personas con neumonía desarrollen neumotórax, puede ser una de las muchas causas de muerte. Tras ver el historial médico y sabiendo que solo tenía un año y medio, concluí que se trataba de un caso severo de neumonía.

Eso suena muy doloroso…

Sí. En este estado es increíblemente difícil respirar; se notaba que le costaba mucho coger aire. Primero, atendimos su neumonía y le dimos antibióticos y oxígeno. La infección se disipó rápidamente, pero todavía no podía respirar bien porque uno de sus pulmones estaba colapsado. Necesitábamos colocarle un catéter para liberar el aire de la cavidad torácica.

¿Qué se consigue con eso?

Una vez que el aire sale, el pulmón se puede expandir de forma natural y la respiración se normaliza. Es un procedimiento sencillo para un médico, yo lo he hecho varias veces en adultos y en jóvenes. Pero al tratarse de un niño, era un caso mucho más complicado. Preguntamos a varios hospitales locales si podían atenderlo, pero en ninguno querían hacerlo. Finalmente, tras un par de días, encontramos un hospital cercano donde estaban dispuestos a intentarlo. Tenían a un médico con mucha experiencia en este tipo de procedimientos. Lo enviamos allí, donde le realizaron el cateterismo para sacar el exceso de aire. El niño tuvo que quedarse ingresado durante unos días pero lo dejamos en buenas manos.

¿Se recuperó al final?

¡Sí! Vino a visitarnos tras recibir el alta y nos alivió ver lo bien que estaba. Pero, como ves, fuimos muy afortunados. Como estábamos en Abiyán, la ciudad más grande de Costa de Marfil, tuvimos suerte de encontrar un hospital donde podían proporcionarle el tratamiento que tanto necesitaba.

Ese tipo de atención depende del lugar en el que te encuentres…

He trabajado en varios contextos donde no hay opciones, tanto con MSF como con otras organizaciones. Antes de unirme a MSF, pasé algunos años trabajando en el sur de México atendiendo a poblaciones indígenas. Recorrimos distancias muy largas para llegar a poblados remotos, y trabajamos con comunidades que solo veían a un médico dos veces al año. En ambas ocasiones instalamos clínicas porque no había instalaciones médicas cercanas. Los niños que conocí en el sur de México llegaron a nuestra clínica con algunos síntomas parecidos a los que conocí en Costa de Marfil. Me atormenta saber lo diferente que puede ser la vida para un niño según dónde viva.

Me imagino. En países como EE. UU., los niños normalmente no contraen neumonía porque han sido vacunados. Pero la neumonía sigue siendo la principal causa de mortalidad infantil en todo el mundo. Es una diferencia muy drástica.

Por eso los programas de vacunación rutinaria y las campañas de vacunación son tan importantes. Para esto, los países deben poder ser capaces de comprar la vacuna, pero la vacuna de la neumonía es todavía una de las más caras.

Hasta hace poco, incluso MSF teníamos que pagar precios ridículamente elevados por la vacuna. A finales de 2016, Pfizer y GSK anunciaron que reducirían el precio de la vacuna a 8,65 dólares por niño (por las tres dosis) para las organizaciones humanitarias que trabajan en contextos de emergencia.

Es una buena noticia. De esta forma podemos proteger a más niños afectados por crisis, como aquellos atrapados en conflictos o en emergencias humanitarias. En estos contextos donde trabajamos, los menores son particularmente susceptibles a padecer neumonía. 

¿Crees que Pfizer y GSK también deberían bajar el precio de la vacuna de la neumonía a todos los países en desarrollo?

¡Por supuesto! México ha crecido mucho en los últimos años, pero aún no es un país rico. Afortunadamente, hemos logrado que la vacuna de la neumonía sea parte de nuestro esquema de vacunación regular para los niños, pero hay otros países de ingresos medios y bajos que no han podido hacer lo mismo porque el precio de la vacuna es todavía demasiado alto.