Al cierre de 2021, casi siete millones de personas y entidades privadas nos apoyaban como socias o colaboradoras en todo el mundo, con sus aportaciones regulares o puntuales. Son la base de nuestra independencia financiera: gracias a ellas no dependemos de la financiación de los Gobiernos y, así, nuestra acción médico-humanitaria y nuestro testimonio pueden ser independientes, neutrales e imparciales.
Gracias a nuestra base social, es MSF quien decide a qué poblaciones atendemos, dónde y cuándo lo hacemos y qué tipo de asistencia les proporcionamos, con un único interés: el de las personas que necesitan ayuda urgente.
En España, al cierre de 2021, nos apoyaban 575.000 personas y entidades privadas: casi 487.000 mediante aportaciones regulares y el resto con aportaciones puntuales. Nos enorgullece decir que nuestra base social ha demostrado, incluso en momentos de crisis económica, su gran compromiso con las personas a las que atendemos fuera de nuestras fronteras.
A este compromiso de quienes nos confían sus aportaciones, nosotros respondemos con una estricta ética del gasto y con rendición de cuentas. Creemos, de hecho, que esta transparencia es una de las claves de la confianza y fidelidad que nuestra base social nos viene demostrando desde hace tantos años.
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