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  • Gaza no es solo una catástrofe humanitaria: es la destrucción sistemática de un pueblo. Médicos Sin Fronteras somos claros: Israel está cometiendo un genocidio contra la población palestina en Gaza.

    Según las últimas cifras del Ministerio de Salud, más de 64.000 personas han sido asesinadas, entre ellas 20.000 niños y niñas. Es probable que el número real sea mucho mayor, con muchas más personas atrapadas bajo los escombros.

    No hay ningún lugar seguro en Gaza. Aunque las instalaciones de salud tienen un estatus protegido, los hospitales han sido bombardeados y los centros médicos allanados, poniendo en peligro la vida del personal y de los pacientes. Hoy en día, ningún hospital en Gaza está plenamente operativo. Los que siguen funcionando parcialmente están desbordados y carecen gravemente de suministros vitales.

    12 de nuestras compañeras y compañeros han sido asesinados, y nuestro cirujano ortopédico, el Dr. Mohammed Obeid, permanece detenido por Israel desde octubre de 2024. En total, más de 1.500 trabajadores y trabajadoras de la salud han sido asesinados. Una pérdida enorme para sus familias y para el sistema de salud de Gaza.

     

    • Los médicos no pueden parar el genocidio

    Las autoridades israelíes están asfixiando Gaza, imponiendo un asedio total que corta deliberadamente a la población el acceso a combustible, alimentos, agua y suministros médicos. La hambruna ya ha sido confirmada en la gobernación de Gaza, y hay personas que están muriendo de inanición. La poca ayuda alimentaria que las autoridades israelíes permiten ha sido utilizada cruelmente como un arma. Una operación dirigida por Israel y financiada por EE. UU. llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), es responsable de matar a 1.400 personas y herir a 4.000 más.

    La falta de agua potable está causando aún más sufrimiento y enfermedades. El mes pasado, nuestros equipos trataron 4.000 casos de diarrea acuosa, potencialmente mortal para niños y niñas ya debilitados por la desnutrición. Las autoridades israelíes bloquean de manera recurrente la entrada de equipos de desalinización y otros suministros que podrían mejorar el acceso al agua potable.

    A través de su inacción, su silencio o su apoyo directo a las autoridades israelíes, los gobiernos de todo el mundo son cómplices de este genocidio. Tienen la obligación moral y legal de responder, utilizando todas las herramientas políticas, diplomáticas y económicas disponibles para detener las atrocidades.

    Reconocemos las medidas anunciadas por el gobierno español: son pasos importantes, pero la magnitud de las acciones de Israel y la urgencia de lo que ocurre en Gaza requieren un liderazgo firme. España tiene el deber y la responsabilidad de poner en marcha todas las medidas a su alcance para detener el genocidio, así como de utilizar su influencia política en foros internacionales como la UE y la ONU para presionar a otros gobiernos a actuar con decisión en los ámbitos económico, diplomático y político.  
     
    Hacemos un llamamiento a los Estados para que utilicen con urgencia su influencia a fin de:

    · Detener el genocidio contra la población palestina en Gaza. 
    · Detener la limpieza étnica y el desplazamiento forzoso. 
    · Garantizar un alto el fuego inmediato y sostenido. 
    · Levantar el asedio y permitir la entrega inmediata, sin trabas, de ayuda humanitaria independiente y a gran escala. 
    · Detener los ataques contra instalaciones médicas y personal sanitario
    · Desmantelar la Fundación Humanitaria de Gaza 
    · Permitir evacuaciones médicas para quienes necesiten atención urgente. 
    · Detener las transferencias de armas que matan y mutilan a nuestros pacientes.

    Nuestros 1.118 colegas que trabajan en Gaza no pueden detener este genocidio. Pero los líderes mundiales sí, si eligen actuar. 
     

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