Acceso a la atención en salud mental: un derecho de todos, un privilegio de unos pocos

Nuestra compañera y psicóloga Marilen escribe sobre la necesidad de mejorar la atención de la salud mental y reducir el estigma en todo el mundo, y elogia el arduo trabajo de nuestro equipo en Liberia en esta materia.

MSF
12/09/2022
El equipo visita a una asociación local para hablar sobre las necesidades de salud y los servicios disponibles.

Por Marilen, psicóloga y compañera de nuestro equipo en Liberia, cuyo trabajo se centra en mejorar la atención a las personas con problemas de salud mental como esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno de estrés post traumático.

“A un centro de atención primaria de salud, llega encadenado un joven de 17 años. Está acompañado por su familia, pero no socializa y sus familiares parecen avergonzarse de él.

En la sala de espera mucha gente los mira, pero a nadie le sorprende la escena. Como muchos otros antes, este adolescente ha estado confinado y encadenado, la familia realmente lucha por responder a sus necesidades sin el apoyo adecuado.

Después de una evaluación inicial, está claro que el joven necesita atención médica mental. Su familia lo trajo a nuestra clínica porque escucharon que el equipo aquí podría ayudarlo.

 

 

Necesidades profundas

Médicos Sin Fronteras somos una de las pocas organizaciones que actualmente apoya la salud mental en Liberia. Hay pocas clínicas con la capacidad y los recursos para tratar enfermedades mentales en todo el país.

Muchas personas viajan largas distancias para buscar ayuda en las instalaciones que apoyamos. Las necesidades son extremadamente altas, pero como en muchos países, todavía se subestiman y relegan a un segundo plano.

 

En todo el mundo

Liberia, uno de los diez países más pobres del mundo, es un ejemplo de lo que sucede con los servicios de salud mental en todo el mundo.

A nivel mundial, solo el 2% de los presupuestos de salud de los gobiernos se asigna a la atención psiquiátrica. En ninguna parte del mundo, la salud mental disfruta de la paridad con la salud física en términos de asignación presupuestaria. Como consecuencia, en muchos lugares hay pocos profesionales especialistas en salud mental y no hay medicamentos para tratar a las personas que necesitan atención psiquiátrica.

Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial, el 71% de las personas con psicosis no recibe el tratamiento adecuado. Se pasan por alto las necesidades y los servicios son lamentablemente inadecuados.

Este problema no se limita a los países de ingresos muy bajos: más de dos tercios de los países no cubren los servicios de salud mental en los planes nacionales de seguro de salud. Esto significa que incluso en lugares donde hay recursos disponibles, con frecuencia estos solo están al alcance de los privilegiados y son percibidos como un lujo innecesario, una expresión de clase.

 

Nuestros equipos no solo trabajan en centros de salud urbanos. También lo hacen en áreas rurales como esta.

 

Tratamiento

La atención en salud mental es compleja y puede requerir intervenciones múltiples y simultáneas para ser efectiva. Una persona puede necesitar terapia conversacional y medicación psiquiátrica, por ejemplo. A veces el tratamiento que se necesita es a largo plazo; es una inversión.

Cuando esta atención no está disponible, envía un mensaje erróneo: se considera que una persona con una afección psiquiátrica no tiene remedio, es improductiva y no vale la pena invertir.

 

Estigma

El estigma sobre las condiciones de salud mental es un virus: poderoso, invisible y contagioso. Puede causar daños graves a las personas que viven con estas condiciones: incluida la soledad y la baja autoestima.

Como psicóloga me he encontrado con personas sin hogar o desempleadas no porque su condición les impida trabajar nunca, sino por el estigma que las ahoga en la exclusión social.

En tantos lugares, las personas con afecciones psiquiátricas son tratadas como desechos de la sociedad, el mismo sentimiento que empuja a las personas a la mala salud mental.

Sin el tratamiento y el apoyo adecuados, las personas que viven con estos trastornos pueden ser más vulnerables a graves violaciones de los derechos humanos: la violencia sexual y la exclusión social son solo algunos ejemplos. A menudo llaman una atención limitada: pensar en una atención adecuada y accesible para ellos parece una utopía.

El contexto de Liberia proporciona una lección importante y crucial: una barrera importante para la atención de la salud mental es la falta de comprensión y conciencia. Si el estigma es un virus, entonces, al igual que otras enfermedades, este virus debe ser erradicado. Una cura efectiva para el estigma es crear conciencia sobre la salud mental en todos los niveles: entre las comunidades, los proveedores de servicios de salud y los gobiernos.

 

Centro de salud primaria de Pipeline, un recinto del Ministerio de Salud apoyado por MSF. Liberia.

 

Transformación

Después de presenciar cuán descuidada está la atención de la salud mental en este país, me di cuenta de que Liberia es un ejemplo de la urgente necesidad mundial de transformar los servicios de salud mental. Sin embargo, también vi lo duro que están trabajando mis colegas de MSF para mejorar las cosas.

De vuelta en la clínica, un trabajador de salud mental se encuentra con la familia que ha traído a su hijo encadenado. Al darse cuenta de que hay profesionales tratando de ayudar, le quitan las cadenas al pie del joven y las dejan en el suelo.

Lo primero que recibe la familia es simplemente el tiempo del trabajador de la salud: en una consulta de salud mental esto representa interés, respeto y dignidad. El tratamiento de las condiciones de salud mental no se puede hacer sin tocar el sufrimiento más profundo de la persona, una persona de carne y hueso real.

 

Dignidad y esperanza

En el equipo de MSF en Monrovia, buscamos constantemente brindar atención holística que respete la integridad del individuo. Contamos con un equipo fuerte y altamente comprometido que dedica su vida a brindar una atención eficaz y que reconoce la dignidad de los más vulnerables.

Trabajar con ellos me ha demostrado que a pesar de los desafíos aquí y en todo el mundo, Liberia también es un ejemplo de la esperanza que se necesita para mejorar las cosas para las personas que necesitan atención psiquiátrica.

 

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