La violencia y el aumento de las restricciones de circulación han limitado el acceso de la población a servicios esenciales.

MSF
10/11/2023

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  • Desde el inicio de la mortífera guerra de Gaza, el 7 de octubre, la violencia se ha desbordado en Cisjordania. En Yenín, nuestro personal de medicina de urgencias ha tenido que acudir al hospital público casi todas las noches, mientras las incursiones israelíes con tanques y tropas terrestres asolan la ciudad. En el último mes, las fuerzas israelíes han matado a 30 personas y han herido al menos a 162 más sólo en la ciudad de Yenín, según el Ministerio de Sanidad palestino.

    “La mayoría de los pacientes que recibimos han recibido disparos en el abdomen y las piernas. A algunos les han destrozado el hígado y el bazo, mientras que otros presentan graves lesiones vasculares”, afirma el Dr. Pedro Serrano, médico de nuestra unidad de cuidados intensivos. “Tuvimos un caso muy triste de un hombre que caminaba justo por la entrada del hospital cuando un francotirador le disparó en la cabeza. La violencia continúa y la mayoría de los pacientes que recibimos tienen lesiones potencialmente mortales”.

    Los paramédicos del campo de refugiados de Yenín tienen que utilizar un tuktuk -que donamos- para recorrer los estrechos callejones del campo y recoger a los heridos. Las fuerzas israelíes bloquean a menudo la entrada al campo, lo que hace casi imposible que las ambulancias entren y salgan con los heridos graves a tiempo para salvarles la vida.

    • Hacia las 2 de la madrugada del 27 de octubre, nuestro equipo médico llegó al hospital de Yenín para atender a los heridos tras una incursión de las fuerzas israelíes en el campo de refugiados de Yenín

    El rastro de la destrucción puede verse también en la propia ciudad de Yenín, donde las infraestructuras y los edificios simbólicos palestinos han sido destrozados y destruidos por excavadoras y tanques.

    Las incursiones y los incidentes violentos no son exclusivos de Yenín. En toda Cisjordania han muerto 165 palestinos desde el 7 de octubre y más de 2.400 han resultado heridos, según las autoridades palestinas.

    Además, hasta 6.000 gazatíes que tenían trabajo en Israel antes de la guerra, pero cuyos permisos de trabajo han sido cancelados desde entonces, viven ahora en centros de desplazados repartidos por Cisjordania, según el Ministerio de Trabajo palestino.

    Nuestros equipos visitan estos centros de desplazados para donar suministros médicos, incluidos medicamentos para enfermedades crónicas, y ofrecer apoyo en salud mental. Algunos pacientes han contado a nuestro personal que fueron golpeados, humillados y maltratados mientras permanecían detenidos por las fuerzas israelíes en las semanas transcurridas desde el 7 de octubre.

    “Hemos tratado a algunos pacientes que mostraban signos de haber sido atados y golpeados, al parecer por fuerzas israelíes”, explica Yanis Anagnostou, nuestro responsable de actividades de salud mental en Yenín. “Denuncian haber sido atormentados durante varias horas antes de ser abandonados en la frontera de Cisjordania”.

    • Personal de MSF y paramédicos locales caminan por el campo de refugiados de Yenín tras un ataque aéreo el 25 de octubre en el que murieron dos niños, dos adultos y unas dos docenas de personas resultaron gravemente heridas.

    Violencia y desplazamiento forzoso

     

    En la gobernación de Hebrón, al sur de Cisjordania, la violencia de las fuerzas israelíes y los colonos, los desplazamientos forzosos y las restricciones de movimientos han afectado a todos los aspectos de la vida cotidiana de los palestinos. La población local ha contado a nuestros equipos, que trabajan en la zona desde 2001, cómo se sienten inseguros incluso caminando por sus propias calles y cómo su acceso a los servicios básicos, incluidos los mercados de alimentos y la atención sanitaria, está muy restringido.

    Desde el 7 de octubre, al menos 111 familias palestinas, compuestas por unas 905 personas, no han tenido más remedio que abandonar sus hogares en Cisjordania debido a la violencia y la intimidación de las fuerzas y los colonos israelíes, según la ONU.

    En el sur de las colinas de Hebrón, entre las decenas de familias desplazadas de sus hogares, dos familias se vieron obligadas a marcharse después de que los colonos quemaran su casa, robaran paneles solares y barriles de agua, y cortaran las tuberías de agua. MSF proporcionó atención en salud mental y kits de desplazamiento a los afectados.

    Nuestros equipos con base en Hebrón también proporcionan a las familias artículos de primera necesidad, como mantas, colchones y calefactores, y ofrecen apoyo en salud mental a las personas expuestas a la violencia o desplazadas por la fuerza de sus hogares.

    “Una mujer, cuya casa se quemó hasta los cimientos, me contó lo insegura y asustada que aún se siente. Me dijo: 'Nunca pensé en dejar así mi tierra o mi casa, pero no puedo arriesgar a mis hijos y a mi familia. No veo futuro; me siento indefensa e impotente”, cuenta Mariam Qabas, nuestra supervisora de promoción de la salud en Hebrón. “Son reacciones completamente normales ante unas circunstancias tan anormales, en las que la gente se enfrenta a una intensa violencia e inseguridad”.

    • Personal de MSF y paramédicos locales inspeccionan los restos de una mezquita destruida en un ataque aéreo en el campo de refugiados de Yenín el 22 de octubre.

    Instamos a las autoridades israelíes a mostrar contención en Cisjordania, a poner fin a la violencia y a los desplazamientos forzosos de palestinos y a dejar de aplicar medidas restrictivas que impiden a los palestinos acceder a servicios básicos, incluida la atención médica.

    Mientras los bombardeos y el castigo colectivo de la población de Gaza no cesan, y el derramamiento de sangre se extiende a Cisjordania, la necesidad de un alto al fuego y una tregua humanitaria es más desesperada que nunca.

    Zouhir, como muchos otros gazatíes desplazados por Cisjordania, ha seguido los acontecimientos de Gaza desde un abarrotado pabellón deportivo de Yenín, donde duermen él y otros cientos de trabajadores desplazados. “Hoy, nuestro sufrimiento es que estamos lejos de nuestros hijos y nuestras familias”, dice. “Hablamos con nuestros hijos en Gaza y lloramos. Ojalá me devolvieran a Gaza, donde están mis hijos y mis nietos. Nuestro sufrimiento es que somos impotentes y no podemos hacer nada”.

     

    Nuestras actividades médicas y humanitarias en Cisjordania se han visto afectadas por la escalada de violencia y el aumento de las restricciones de circulación, que han limitado el acceso de la población a servicios esenciales, incluida la atención sanitaria. Para adaptarse a la situación, nuestros equipos médicos atienden mediante consultas telefónicas a residentes y desplazados palestinos, y derivan a los pacientes a tratamiento médico, salud mental y servicios sociales. Nuestros equipos de salud mental también prestan primeros auxilios psicológicos, asesoramiento y psicoterapia, la mayoría a distancia. En la ciudad cisjordana de Nablús, nuestros equipos siguen prestando atención de salud mental a la población local.

    Hemos donado suministros médicos, incluidos kits quirúrgicos, al hospital Ahli de Hebrón, y botiquines de primeros auxilios a los puntos focales comunitarios de Beit Ummar, Al Rashaydeh y al centro de urgencias de Um Al Khair; y ha ofrecido apoyo, incluida formación, al personal del hospital Al Mohtaseb, situado en el casco antiguo de Hebrón. Seguimos evaluando la situación en los hospitales de Cisjordania.