Las violaciones aumentan preocupantemente con el conflicto en Kivu Norte y Kivu Sur, muchas veces a punta de pistola
Desde hace años, los niveles de violencia sexual en el este de República Democrática del Congo son alarmante, pero el número de supervivientes y víctimas que atendemos se ha disparado en los últimos tres años, desde que se reanudaron los enfrentamientos entre el ejército congoleño, el grupo armado M23/AFC y sus respectivos aliados. La situación es particularmente grave en Kivu Norte, donde atendimos en 2024 a un número sin precedentes de víctimas: cerca de 40.000. Las supervivientes necesitan urgentemente más atención de forma urgente frente a esta lacra, agravada por los recortes en financiación.
Un año más, el número de víctimas y supervivientes de violencia sexual que atendemos en el este de la República Democrática del Congo (RDC) alcanza niveles alarmantes. Para enfrentar esta realidad terrible y persistente, instamos a todas las partes en conflicto a mejorar la seguridad de la población civil y su acceso a la atención médica. También hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que mantenga la atención a las víctimas como una prioridad, pese a los actuales desafíos financieros.
Desde hace años, alertamos de forma reiterada sobre los niveles alarmantes de violencia sexual en el este de República Democrática del Congo. El número de supervivientes víctimas que atendemos se ha disparado en los últimos tres años, desde que se reanudaron los enfrentamientos entre el ejército congoleño, el grupo armado M23/AFC y sus respectivos aliados. La situación es particularmente grave en Kivu Norte, donde atendimos en 2024 a un número sin precedentes de víctimas: cerca de 40.000.
Desde enero de 2025, nuestros equipos siguen registrando un número preocupante de consultas en las estructuras de salud que apoyamos en Kivu Norte y Kivu Sur. “El contexto ha cambiado, pero no el problema de la violencia sexual, que sigue afectando sobre todo a las mujeres”, explica François Calas, nuestro responsable de programas en Kivu Norte. “La violencia sexual sigue siendo una emergencia médica que requiere acción inmediata”.
Aunque los campos de personas desplazadas –que albergaban a más de 650.000 personas– en Goma fueron desmantelados en febrero de 2025 tras la toma de la ciudad por parte del M23/AFC, seguimos atendiendo a diario a decenas de víctimas de violencia sexual en centros de salud dentro y alrededor de la ciudad. Entre enero y abril de 2025, atendimos a cerca de 7.400 víctimas en Goma y más de 2.400 en la localidad de Saké, a unos 20 km al oeste.
Desde el desmantelamiento de los campos, muchas mujeres desplazadas no han podido o no han querido regresar a sus aldeas de origen y a menudo se encuentran solas con sus hijos.
“Recibimos muchas mujeres víctimas de abusos dentro o en los alrededores de casas de familias de acogida o centros comunitarios”, añade François Calas. “Con frecuencia, son obligadas a mantener relaciones sexuales a cambio de alojamiento. Dondequiera que estén, no están seguras”.
Como ocurre desde hace años, la mayoría de las agresiones reportadas en 2025 fueron cometidas bajo amenaza de armas por individuos difícilmente identificables debido a la proliferación de portadores de armas, civiles y militares, y a la persistente inseguridad.
“En Goma, muchas pacientes relatan haber sido violadas de noche, durante picos de inseguridad, cuando los agresores entraban a sus casas durante robos, a menudo secuestrando o incluso asesinando a sus esposos. En algunos barrios, estos ataques ocurren incluso a plena luz del día”, continúa Calas.
“Unos hombres armados entraron en nuestra casa sobre las 22:30”, cuenta Nasha*, una mujer desplazada que construyó un refugio en el patio de una escuela. “Algunos esposos fueron asesinados y varias mujeres, incluyéndome a mí, fuimos violadas. Tres hombres quisieron violarme delante de mi esposo y mis ocho hijos. Él se resistió... lo mataron”.