Marcel Barrena: “La historia de la humanidad es una historia de migración”

Al director de cine Marcel Barrena (Barcelona, 1981) le atraen las historias que le emocionan. Su última cinta, El 47, —una historia sobre reivindicación colectiva y lucha vecinal— acaba de ganar 5 premios Goya, entre ellos el de Mejor Película.

Marcel Barrena, director de cine

Mon petit, 100 metros, Mediterráneo, El 47…una carrera comprometida con las historias humanas.

No ha sido una posición tomada conscientemente. Son cuatro historias que me han emocionado. Dedicarse al cine es altamente inseguro. Como cada película puede ser la última, prefiero hacer cosas que me emocionen; para el gran público, pero que también sirvan para mejorar las cosas. Tengo la suerte de que ha pasado con todas ellas.

La última, una historia de conquistadores de derechos.

Sí. El 47 también ha conquistado muchos territorios inexplorados. Es la primera película en catalán que llega al número uno en la taquilla española. Ha llegado tan lejos gracias a que la película es amable y honesta, y a que tiene grandes actores, pero también gracias al apoyo del barrio de Torre Baró que la ha hecho suya.

¿Qué sabías de la periferia de Barcelona de esos años?

No mucho. Todo vino de la documentación: de hablar con familiares de Manolo Vital, de Carmen Vila, vecinos, amigos, y de visitas a los archivos de históricos del barrio. Sobre Torre Baró, sabía que estaba allí, en la colina. El barrio ya es parte de mí. Ya soy parte de Torre Baró para siempre.

“A mucha gente que venía del sur se la rechazó en Catalunya igual que hoy se rechaza a los migrantes”, dijiste en una entrevista. ¿Nos hemos olvidado de nuestra emigración y de cómo construyó Barcelona o Madrid?

La memoria es corta. El cine puede recuperar la memoria o crearla. La historia de la humanidad es una historia de migración y de gente que busca su lugar porque es expulsada de su casa.

Estaría bien recordar que eso nos pasó a nosotros. Cuando hablo con gente que puede pensar distinto, [les planteo] si ahora este país entrara en guerra, ¿a dónde iríamos? Buscaríamos un sitio mejor y nos gustaría que nos acogieran. Trata a los demás como quisieras ser tratado tú. Es algo tan antiguo, tan humano, que no debería estar en la mesa de debate.

El 47 habla de reivindicación y de lucha vecinal. ¿Se han perdido esos valores que se ejercían de forma colectiva?

Cada época tiene sus particularidades. Ahora estamos en un mundo hiperconectado. Eso es muy rico, pero también genera sobreinformación. Estamos tan conectados que nos desconectamos. Antes, nuestro mundo, nuestra realidad, era no ya nuestro barrio, sino nuestra calle. Tenías algo muy concreto que defender. Ahora nuestro mundo es el mundo y resulta complejo. Está muy bien porque somos capaces de tener muchísima más información, pero al mismo tiempo la empatía está muchísimo más disgregada.

En los Goya reclamaste el derecho a una vivienda digna. “No me cansaré de usar este altavoz para reclamarlo”, dijiste.

Mi discurso iba en pro de defender la riqueza de las lenguas de este país y el derecho a la vivienda. El 47 habla de ello y de cómo recibimos a quienes más lo necesitan. Me pareció que era un momento coherente para recordar que los artículos 47 de la Constitución y del Estatut [de Catalunya] hablan sobre el derecho a la vivienda digna. La vivienda es el principal problema de los ciudadanos de España, de Cataluña, de Barcelona y de Madrid. Si tienes un altavoz, úsalo.

Ya habías trabajado con Eduard Fernández en Mediterráneo.

Si Eduard hubiera nacido en Londres o en Nueva York, estaríamos hablando de un actor del prestigio internacional de Robert De Niro o Meryl Streep. Es de una capacidad camaleónica sin igual. Desde el primer momento supe que tenía que ser Manolo Vital.

La idea de Mediterráneo fue casi casualidad. Estaba preparando otra película y desayunando con el productor, Tono Folguera, nos enteramos, no recuerdo si fue por la radio o en un periódico, que había unos socorristas que rescataban a la gente que llegaba a Lesbos. Automáticamente nos miramos y supimos que allí había una película.

“Creo en la ley de los mares / donde nadie es ilegal”, canta María José Llergo en la canción que ganó el Goya en 2022.

Son tiempos extraños en los que hay recordar que la Constitución exige el derecho a la vivienda digna para todos. Como en Mediterráneo recordábamos que la ley del mar dice que a un náufrago hay que salvarle. Hay anticonstitucionales y antisistemas que no defienden el derecho a la vivienda digna y abogan por dejar que los náufragos se ahoguen. Son ellos quienes están incumpliendo la ley.

“Efecto llamada”, criminalización de las personas migrantes, persecución de las ONG… Rodasteis en 2020 y el contexto ha ido a peor.

El efecto llamada es una falacia. Si uno sobrevuela el Mediterráneo y ve la extensión, y cree que gente que tiene que huir de la guerra y coger una balsa (una balsa de juguete indecente), y espera que en toda esa extensión un barco o dos, les rescate.... Imagínate del infierno del que salen para que el mar les parezca una buena idea.

Este lo crean la venta de armas por parte de Europa o EE. UU. o las guerras que se generan en esos países. Si no explotamos ni destrozamos esos países, no habrá gente que tenga que huir de ellos.

En Mediterráneo participaron más de mil personas refugiadas.

Sí, de Siria y Afganistán. Era su historia. A todas se les pagó un sueldo y eran gente del equipo. Cuando se hace una película se generan muchas cosas: empatía, respeto y ellos tenían que estar sí o sí. Así como en El 47 casi la totalidad de la figuración de Torre Baró son vecinos del barrio también lo fue en 100 metros, donde gran parte de los figurantes eran pacientes con esclerosis múltiple.

Visitaste el campo de refugiados de Moria.

Moria rozaba lo inhumano. Me impresionó muchísimo. La gente te decía: “En verano hace muchísimo calor; en invierno muchísimo frío y siempre, todos los días, hay serpientes".

Has hecho periodismo cinematográfico, cine documental y ficción. ¿La ficción tiene más capacidad para sensibilizar?

El género que más me gusta como espectador es el documental. Me emociona mucho lo real, pero tiene un campo de actuación mucho más limitado. Por ejemplo, las películas que he hecho se pueden hacer desde muchos puntos de vista o géneros. He crecido con el gran cine americano y es el que más me gusta. [El objetivo] es llegar al máximo de gente posible de una forma cinematográfica.

Incluso la ficción tiene techos por tema, por género, pero intento hacerla lo más abierta posible. Podría haber hecho 100 metros de una forma muy dramática, pero la hice con grandes dosis de comedia. Todavía hoy es proyectada en universidades de Medicina. Mediterráneo fue una película que incluso ayudó con dinero a Open Arms y que fue recomendada por el Papa. El 47 es una película que ha cambiado el paradigma de la producción. ¿Podría haber hecho esta película de una forma mucho más artística? Sí. ¿Hubiera interesado tanto? No.