Mediterráneo: seguiremos salvando vidas, pero no firmaremos el código de conducta

El documento italiano obliga a desembarcar a los supervivientes en un lugar seguro en vez de ser transferidos, lo que disminuirá la eficiencia y el número de rescates, con terribles consecuencias humanitarias. Además, no prohíbe que la policía esté armada a bordo, lo que atenta contra nuestros principios fundamentales.

MSF
01/08/2017

Mantenemos nuestro compromiso con salvar vidas en el Mediterráneo, pero no firmaremos el código de conducta italiano para ONG que operan barcos de rescate. Así lo hemos informado formalmente al Ministerio del Interior italiano el pasado 31 de julio de 2017.

“A pesar de que no nos es posible firmar este código de conducta en su forma actual, ya respetamos varias disposiciones, como la de la transparencia financiera, aun cuando no están dentro del ámbito de nuestros principios humanitarios fundamentales”, explica nuestra coordinadora de operaciones, Annemarie Loof.

“Seguiremos desarrollando nuestras actividades de búsqueda y rescate bajo la coordinación del Centro de Coordinación de Rescate Marítimo en Roma, y de acuerdo con todas la leyes marítimas e internacionales relevantes”.

Varios de los compromisos incluidos en el código de conducta podrían resultar en una disminución de la eficiencia y la capacidad de las misiones de búsqueda y rescate, con terribles consecuencias humanitarias.

Algunas de las propuestas –en particular aquella que establece que los buques dedicados al rescate deben desembarcar a los supervivientes en un lugar seguro en vez de transferirlos a otros barcos– suponen limitaciones innecesarias a los medios de los que disponemos en la actualidad.

 

Menos rescates, más muertes

Desde que comenzamos nuestras operaciones marítimas, hemos aceptado transferencias desde otros barcos a nuestros propios navíos. También hemos llevado a cabo traslados desde nuestras embarcaciones a otras naves. Esto siempre ha ocurrido por petición o bajo la coordinación del Centro de Coordinación de Rescate Marítimo en Roma.

El ida y vuelta de todos los buques a los puntos de desembarque conducirá, en consecuencia, a una disminución de la presencia de esos barcos en la zona de búsqueda y rescate. La reducción del número de dispositivos de rescate debilitaría una capacidad de localización y salvamento ya de por sí insuficiente y  tendría como resultado un aumento de los ahogamientos en masa.

Además, la introducción en el código de elementos que causan una confusión innecesaria acerca de a quién contactar podrían demorar las operaciones de rescate, operaciones en las que apenas unos minutos pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

 

Contra nuestros principios

Aunque el código revisado aclara que la policía judicial actuará "sin perjuicio de la actividad humanitaria en curso", se trata de un elemento que sigue abierto a la interpretación. Además, no se ha adoptado la solicitud de que la policía no esté armada.

La presencia de oficiales de policía armados a bordo y el compromiso para que los trabajadores humanitarios reúnan evidencias atentarían contra los principios humanitarios fundamentales de independencia, neutralidad e imparcialidad. Estas disposiciones someterían a las organizaciones de ayuda humanitaria a los intereses políticos de un Estado miembro de la Unión Europea  y resultan inaceptables para nuestra organización ya que afectaría a nuestra capacidad de acceso a las poblaciones en peligro en todo el mundo, así como a la seguridad de nuestros equipos.

La responsabilidad de realizar operaciones de búsqueda y salvamento en el mar recae en los estados. Las actividades de rescate de actores no gubernamentales como MSF son simplemente una medida temporal destinada a llenar el vacío dejado por los estados. Los estados miembros de la Unión Europea deben establecer un mecanismo específico y proactivo de búsqueda y rescate para apoyar a Italia y reconocer los encomiables esfuerzos de este país para salvar vidas en el mar frente a la respuesta insuficiente de otros Estados miembros de la UE.

 

En los primeros seis meses de 2017, hemos completado el 35% del total de las operaciones de rescate en el Mediterráneo central. En este periodo, nuestros equipos han rescatado a más de 16.000 personas. Desde que pusimos en marcha las operaciones de búsqueda y rescate en 2015, hemos respetado estrictamente todas las leyes internacionales, nacionales y marítimas aplicables en el Mediterráneo, así como nuestro propio código de conducta, la Carta Magna de MSF, basado en la ética médica y en los principios humanitarios.