Aminatou tuvo que huir de su aldea con lo puesto para escapar con su familia de una masacre perpetrada por hombres armados. Algo habitual en la violenta zona de las tres fronteras del Sahel, alrededor de las lindes de Mali, Níger y Burkina Faso. Ahora Aminatou se refugia en Koro, una pequeña localidad que desde mayo de 2023 ve cómo llegan muchas personas refugiadas en busca de seguridad y protección. Aquí prestamos atención médico-humanitaria, pero se necesita mucho más.

MSF
25/11/2024

Aminatou huyó de su tierra natal en la frontera con Mali. Hoy está refugiada en la ciudad de Koro, en el centro de Mali, con su familia, tras haber escapado de una masacre perpetrada en su aldea por hombres armados.

“Estábamos en nuestro pueblo cuando llegaron unos hombres armados. No sabemos quiénes eran”, cuenta Aminatou. “Empezaron a disparar a la gente. Algunos consiguieron escapar y otros murieron. Entre los asesinados había mujeres, niños y nuestros maridos”.

“Huimos para venir aquí, a Koro. No trajimos nada, no tenemos comida, pagamos el alquiler”, continúa. “No podemos soportarlo! Por supuesto, recibimos ayuda, pero no es suficiente para pagar el alquiler”.

“No podemos volver a nuestro pueblo”, continúa Aminatou. “Si la guerra termina, intentaremos trasladarnos a otro pueblo. En el que estábamos ahora está diezmado, no podemos volver. Nuestro pueblo se ha convertido en una tumba; no podemos volver a vivir allí”.

La ciudad de Koro, en el centro de Mali, se enfrenta a una afluencia de refugiados que huyen de la violencia en la zona de las tres fronteras del Sahel, alrededor de las fronteras de Mali, Níger y Burkina Faso. Los primeros refugiados comenzaron a llegar en mayo de 2023. Esta oleada se intensificó durante el primer semestre de este año. 

En julio, nuestros equipos contabilizaron unos 82.000 refugiados en la ciudad de Koro. La Comisión Nacional Encargada de los Refugiados (CNCR) pudo registrar a 46.128 refugiados en septiembre y señaló que aún hay más de 11.000 personas a la espera de ser registradas. Las autoridades locales, por su parte, hablan de un total de más de 100.000 personas en busca de refugio en toda la zona de Koro. Todas estas cifras demuestran que, en la actualidad, el número de refugiados supera con creces el tamaño de la comunidad de acogida, lo que convierte a esta ciudad maliense en una encrucijada donde encuentran refugio las personas que huyen de la violencia en la región.

  • Balkissa, de Burkina Faso, refugiada con su familia en Koro, Mali.

Escasez de agua y refugio

Antes de la crisis actual, Koro ya tenía un problema recurrente de suministro insuficiente de agua potable. La llegada de refugiados ha aumentado la demanda de agua, agravando aún más la escasez. También escasean las viviendas disponibles.

“Es la primera vez que la ciudad de Koro recibe más refugiados que población local”, explicó una autoridad local. “Para quienes conocen Koro y sus problemas de agua, la llegada de los refugiados dificulta aún más el acceso al agua para toda la ciudad y también crea problemas para proporcionar alojamiento”. Entre las 6.300 familias de refugiados, solo 1.200 hogares han recibido ayuda alimentaria para dos meses, y solo 1.000 personas han recibido dinero en efectivo de las demás organizaciones presentes.

“La necesidad de agua ha sido resuelta en gran medida por MSF, que ha instalado puntos de agua en la ciudad para facilitar el libre acceso de todos los refugiados”, añade.

Estructuras sanitarias desbordadas

En respuesta a esta crisis, enviamos un equipo de apoyo al centro de salud comunitario central de Koro con el fin de prestar atención médica gratuita a las personas refugiadas, instalar puntos de agua en el pueblo y construir letrinas.

“Nuestras actividades distan mucho de cubrir todas las necesidades”, dice Jonathan Tumbwe, nuestro coordinador en Koro. “El número de pacientes consultados en el centro de salud central donde prestamos atención ha pasado de 300 a más de 1.000 al mes, el número de partos de 10 a 37, y más de 15 niñas y niños sufren desnutrición aguda grave del total de niños examinados cada mes”.

  • Adjaratou, matrona de MSF, examina a una madre embarazada en el centro de salud de Koro

Algunos refugiados viven con familias de acogida, mientras que otros están en alojamientos por los que pagan un alquiler mensual para el que no tienen dinero porque no pueden ganarse la vida. También hay muchos refugiados que no tienen cobijo y están expuestos a la intemperie. No tienen comida y carecen de artículos domésticos esenciales.

En la región de Bandiagara, donde se encuentra Koro, hemos puesto en marcha proyectos para prestar asistencia médico-humanitaria de emergencia a las personas afectadas por el conflicto armado, apoyando a los hospitales de Koro, Bankass y Bandiagara para que puedan hacer frente a la afluencia de heridos. Nuestros equipos también ofrecen protección y tratamiento de salud mental. A nivel comunitario, trabajamos en los centros de salud de Diankabou, Dioungani, Mory y Baye, así como en 14 puntos de atención comunitaria esencial para prestar atención curativa y preventiva básica a la comunidad y derivar pacientes a centros de atención.

Nuestros equipos están reevaluando la estrategia de intervención para ver cómo aumentar el nivel de respuesta ante la creciente demanda. A medida que llegan más refugiados a Koro, aumentan las necesidades.

“Pedimos ayuda alimentaria para todos los refugiados para prevenir la desnutrición y construir refugios para ellos”, dice Tumbwe. “No es justo que personas que ya son vulnerables y necesitan ayuda tengan que pagar un alquiler”.

La Comisión Nacional Encargada de los Refugiados (CNCR) también ha hecho un llamamiento para que se dé una respuesta adecuada a esta crisis: “A la vista de las numerosas necesidades identificadas y de nuestros limitados recursos, reiteramos nuestro llamamiento a la movilización de todos los actores humanitarios, contribuyentes y donantes para aportar una ayuda que alivie el sufrimiento de las personas que han encontrado refugio en territorio maliense, así como de las poblaciones de acogida que son las primeras en recibir a los refugiados”.

  • Flujo masivo de personas refugiadas en el centro de Mali