Seguiremos luchando contra el monopolio del medicamento para el tratamiento de la hepatitis C
Estamos muy decepcionados con la decisión de la Oficina Europea de Patentes de defender la inmerecida patente de Gilead sobre el sofosbuvir. Cientos de miles de pacientes merecen un tratamiento genérico asequible y efectivo.

Médicos Sin Fronteras estamos muy decepcionados con la decisión de la Oficina Europea de Patentes, ubicada en Múnich, de defender la patente de la corporación farmacéutica estadounidense Gilead Sciences sobre el sofosbuvir, un medicamento clave para el tratamiento de la hepatitis C.
En un intento por impugnar la inmerecida patente de Gilead sobre este medicamento y conseguir que el fármaco sea más asequible en Europa, en marzo de 2017 organizaciones de pacientes y proveedores de tratamiento[1] de 17 países europeos presentamos una demanda legal.
El fármaco oral sofosbuvir constituye la espina dorsal de la mayoría de los tratamientos combinados contra la hepatitis C. Gilead ha situado hasta en 43.000 euros, el precio en Europa de un régimen de tratamiento de 12 semanas.
En países donde estamos tratando a personas con hepatitis C, como Myanmar, Camboya, India, Pakistán, Mozambique, Uganda y Kenia, el sofosbuvir se puede adquirir en versiones genéricas por 75 euros para el mismo curso de tratamiento.
El exorbitante precio de este medicamento y el consiguiente racionamiento han provocado un intenso debate en Europa sobre el precio de los medicamentos patentados.
Tras las vistas orales celebradas ayer en Múnich, la Oficina Europea de Patentes ha confirmado, con enmiendas, la patente otorgada a Gilead en relación con el sofosbuvir. La decisión permite a Gilead retener una patente sobre un componente farmacéuticamente inactivo que aparece en el cuerpo durante la síntesis de sofosbuvir. El resultado es que el monopolio de Gilead sigue impidiendo el acceso a versiones genéricas, y más asequibles, en Europa.
"La decisión es una clara ilustración de cómo corporaciones farmacéuticas multinacionales como Gilead abusan del sistema de patentes para excluir cualquier competencia y continuar así cobrando precios desmesurados. Apelaremos la decisión ya que creemos firmemente que la Oficina Europea de Patentes (OEP) debería haber revocado la patente”, denuncia Gaelle Krikorian, responsable de Políticas de nuestra Campaña de Acceso a medicamentos.
“Cualquier patente concedida en Europa no solo afecta al acceso a los medicamentos de los europeos, sino que también impacta sobre pacientes de muchos países en desarrollo cuyos estados carecen de los recursos para realizar un examen minucioso de patentes y, en su lugar, siguen las decisiones de la OEP. La Oficina Europa de Patentes debe realizar un examen extremadamente minucioso de cualquier patente relacionada con medicamentos", concluye.
#BadPatentsCostLives
[1] Entre ellas: Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo, European Public Health Alliance (en toda la UE); Salud Por Derecho (España); AIDES (Francia); Praksis (Grecia); y Access to Medicines (Irlanda).
Nota a 26 de septiembre de 2016:
Celebramos la decisión de un juzgado brasileño de suspender una patente de sofosbuvir, un medicamento esencial para curar la hepatitisC. Esta resolución puede abrir el camino para la producción de genéricos asequibles.
La patente había sido otorgada a Gilead la semana anterior por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI), la oficina de patentes brasileña. Sin embargo, teniendo en cuenta el impacto que esa patente habría tenido en la salud pública brasileña y en los presupuestos del Estado, el juzgado la ha suspendido y ha ordenado a la oficina de patentes que revise su resolución, dando así la posibilidad a las empresas brasileñas de producir versiones genéricas asequibles del sofosbuvir. Patentes clave del sofosbuvir han sido ya rechazadas en China, Egipto y Ucrania, y hay decisiones pendientes o siendo apeladas en otros países, incluyendo Argentina, India, Tailandia y Rusia.
El sofosbuvir conforma la columna vertebral de la mayoría de los tratamientos combinados para la hepatitis C, pero tanto este como sus medicamentos complementarios son tan caros que quedan fuera del alcance de los enfermos que los necesitan en muchos países, incluyendo Brasil. Cerca de 700.000 brasileños tienen hepatitis C, pero no reciben el tratamiento que podría curarlos porque su precio es demasiado elevado.
El Gobierno brasileño se ha propuesto eliminar la hepatitis C antes de 2030, pero, con el tratamiento a los precios actuales, es muy probable que las restricciones presupuestarias limiten el alcance de los planes nacionales de tratamiento.