En 2021, Afganistán vivió una gran agitación causada por la retirada de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, y la vuelta al poder del Emirato Islámico de Afganistán (los talibanes) en agosto.
- 130.400 consultas externas
- 37.800 partos asistidos, incluyendo 1.670 cesáreas
- 11.000 cirugías
- 2.570 personas con tuberculosis iniciaron tratamiento
- 5.470 niños hospitalizados en centros de nutrición
- 790 personas con COVID-19 hospitalizadas
- 172.700 ingresos en urgencias

La población afgana siguió afrontando las consecuencias directas e indirectas de la guerra, especialmente durante los primeros ocho meses del año, cuando el conflicto llegó a las ciudades más importantes. Al igual que en años anteriores, muchas de las personas a las que conseguimos atender dijeron haberse demorado en buscar atención médica por miedo a quedar atrapadas por los combates.
Cuando finalizó el conflicto, mejoró la seguridad y la gente pudo moverse más libremente para conseguir atención médica; pero, tras el cambio de régimen, los donantes internacionales decidieron suspender la financiación de la que dependía la sanidad, de forma que muchos centros de salud cerraron y los que quedaron abiertos a menudo apenas funcionaban, al no contar con personal ni suministros médicos.
Aunque a finales de año llegó una financiación temporal para mantener la sanidad a flote, hubo pocas mejoras relevantes. Además, las sanciones contra el nuevo Gobierno causaron una crisis económica grave, que afectó a muchos aspectos de la vida cotidiana, incluyendo el acceso a la salud. Esto, combinado con la grave sequía registrada en 2021, hizo que, en 2020, llegaran a nuestros centros de nutrición muchos más niños que en 2020.
A pesar de numerosas dificultades, incluidas las planteadas por la COVID-19, mantuvimos todos nuestros proyectos en funcionamiento durante todo el año. También respondimos a brotes de diarrea acuosa aguda en Kabul y Kandahar y donamos a los centros de salud medicamentos, combustible, alimentos, oxígeno y otros suministros.
Lashkar Gah
MSF siguió colaborando con el hospital de Bost (de 300 camas), en Lashkar Gah (en la provincia de Helmand), con una amplia gama de servicios médicos, que incluyen atención materna, pediátrica y quirúrgica. En mayo de 2021, el conflicto se intensificó en la ciudad y, en julio y agosto, hubo enfrentamientos intensos en las calles, lo que, por momentos, dificultó que la gente pudiera llegar hospital. Durante trece días, el personal de MSF no pudo salir del recinto hospitalario, si bien continuó atendiendo a los pacientes, entre ellos muchas personas heridas.
Al finalizar el conflicto en agosto, la población pudo empezar a salir de casa, y asistimos a un enorme aumento en la cantidad de personas que llegaban al hospital en busca de atención médica. En los últimos cuatro meses del año, el hospital estuvo funcionando por encima de su capacidad. En septiembre, por ejemplo, registramos la cifra más alta de partos y de ingresos en urgencias desde que comenzamos a trabajar en este hospital en 2009.
Kunduz
Los conflictos también llegaron a la ciudad de Kunduz, el lugar donde se encuentra nuestro hospital traumatológico, que aún estaba en construcción. En julio, al no haber terminado las obras, convertimos nuestras oficinas en una unidad traumatológica de emergencia de 25 camas, con el fin de atender a los heridos en los enfrentamientos. También establecimos una clínica ambulatoria temporal y suministramos agua potable a las personas que se habían desplazado a la vecina localidad de Sar Daura. En el oeste de la ciudad, en el distrito de Chardara, mantuvimos nuestro apoyo a la unidad de estabilización.
El 16 de agosto, inauguramos nuestro nuevo centro traumatológico, que cuenta con 54 camas de hospitalización, una uci con seis camas, dos quirófanos y un servicio de consultas externas.
Herat
En las afueras de la ciudad de Herat, gestionamos una clínica para personas desplazadas, con consultas pediátricas generales (incluyendo vacunaciones y atención nutricional) y salud materna. Esta clínica estuvo extremadamente activa después de agosto, debido a que muchas otras organizaciones se habían ido o vieron su financiación suspendida. Esta tendencia también se observó en nuestros proyectos en Helmand y Jost.
Otro equipo de MSF trabajó en el hospital regional de Herat capital, administrando un centro intensivo de nutrición infantil. Debido a la gran demanda de atención, tuvimos que aumentar la capacidad de camas dos veces, y llegamos a las 74 a mediados de octubre. Aunque se redujo ligeramente después de un pico en septiembre, la cantidad de pacientes se mantuvo alta, y a menudo los niños debían compartir cama. A mediados de diciembre, también comenzamos a brindar apoyo en la uci y en las urgencias pediátricas del hospital.
Nuestro centro de tratamiento de COVID-19 en Herat permaneció abierto durante todo el año, excepto durante unos meses entre la segunda y la tercera ola. Además, mantuvimos las actividades de triaje en el hospital regional.
Kandahar
En Kandahar, MSF colaboró con el programa nacional de tratamiento de la tuberculosis (TB), concretamente con el diagnóstico y tratamiento de la TB resistente a los medicamentos (TB-DR). En abril, trasladamos las actividades de la clínica provisional habilitada en contenedores a nuestro nuevo hospital de TB-DR, que tiene 24 camas. Cuando los enfrentamientos llegaron a Kandahar en julio, adaptamos el programa para evitar desplazamientos a los pacientes y garantizar la continuidad de sus tratamientos: les dimos suministros adicionales de medicamentos y pasamos consulta a distancia. Otro equipo atendió a personas con TB en la prisión de Sarposa, hasta que dejó de ser seguro viajar hasta allí debido al conflicto.
Cuando el conflicto cerca de Kandahar desplazó a muchas personas, abrimos una clínica temporal para menores de 5 años en un asentamiento en el que vivían 5.000 desplazados; además, durante cuatro semanas en septiembre, mantuvimos activa una clínica móvil en Spin Boldak, en la frontera con Pakistán, para asistir a quienes vivían cerca de la frontera o intentaban cruzarla.
A mediados de diciembre, el equipo inauguró un centro ambulatorio de nutrición terapéutica en Kandahar capital.
Jost
En Jost, dirigimos un hospital especializado que ofrecía atención materna y neonatal. El hospital cuenta con una maternidad con 60 camas, una unidad neonatal con otras 28 y dos quirófanos. Generalmente, la maternidad se especializa en partos complicados, pero ampliamos nuestros criterios de admisión desde agosto hasta diciembre, para permitir que más mujeres pudieran dar a luz de forma segura.
En 2021, también colaboramos en ocho centros de salud de esta provincia, proporcionando medicamentos y financiación para ampliar el equipo de matronas, de modo que las mujeres sin riesgo de complicaciones obstétricas pudieran dar a luz más cerca de su casa; además, donamos medicamentos y otros suministros al hospital provincial.
Este artículo ofrece una visión general de nuestro trabajo en este país entre enero y diciembre de 2021; es un resumen que no puede considerarse exhaustivo. En 2021, contábamos con 2.343 profesionales* y gastamos 39,5 millones de euros en nuestras actividades médico-humanitarias. Trabajamos por primera vez en este país en 1980.
* La cifra de personal equivale al total de puestos a tiempo completo o FTE (del inglés full-time equivalent). Por ejemplo, dos personas a media jornada equivalen a un FTE.
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