Borno, Nigeria: "La población depende de la ayuda que recibe"

El conflicto entre Boko Haram y el ejército ha provocado más de 1,8 millones de desplazamientos en su mayor parte, en Borno. En Maiduguri, la capital de Borno, donde tratamos patologías ligadas a las pobres condiciones de vida como desnutrición y malaria. "Hay carencias dramáticas en materia de salud", avisa nuestro director médico.

MSF
23/02/2017

El estado de Borno, en el noreste de Nigeria, es el escenario principal del conflicto entre Boko Haram y el ejército que ha afectado a los cuatro países que bordean el Lago Chad y ha provocado más de 2,6 millones de desplazamientos. En el noreste de Nigeria, se calcula que más 1,8 millones de personas se han desplazado, más de la mitad hacia la capital de Borno: Maiduguri.

A partir junio de 2016, nuestra organización pudo empezar a trabajar fuera de Maiduguri, en diferentes zonas del estado. La situación que encontró, aunque variaba de localidad en localidad, era una crisis humanitaria alarmante.

A día de hoy, en las zonas donde el acceso es posible, la situación ha mejorado porque hay más apoyo de actores humanitarios, porque han disminuido los casos de malaria y porque, en algunos lugares, hay acceso a zonas de cultivo. Sin embargo, la población sigue siendo extremadamente vulnerable y depende en gran medida de los servicios mínimos que ahora recibe y de los que había sido privada durante mucho tiempo.

Importantes necesidades médicas y humanitarias siguen sin estar cubiertas. Al mismo tiempo, muchas zonas del estado se mantienen inaccesibles por razones de seguridad.

Jean François Saint-Sauveur, nuestro director médico en Barcelona, acaba de regresar de Borno, donde ha podido visitar tres de los proyectos que llevamos a cabo en el estado. A continuación, explica su experiencia.

 

¿Qué has podido ver durante tu visita a Borno?

He estado en tres de los proyectos que MSF tiene en el estado. En primer lugar, en Benisheick, una localidad situada en la carretera que une Maiduguri con Damaturu, la capital del vecino estado de Yobe. En principio es una zona accesible y la población –muchos desplazados de toda la provincia asentados en campos improvisados– puede moverse. Sin embargo, en la práctica no existe ningún tipo de transporte público y no tienen medios económicos para hacerlo. El ejército controla la ciudad pero no hay otras grandes organizaciones humanitarias presentes.

Por otro lado, visité los proyectos de MSF en Gwoza y Pulka, dos localidades próximas entre sí, situadas en el suroeste del estado cerca de la frontera con Camerún. En esta zona, el conflicto entre Boko Haram y el ejército está más activo. El ejército también controla estas ciudades pero la población no puede moverse fuera, salvo de manera excepcional. Ahora mismo, MSF es la única organización humanitaria que tiene presencia internacional permanente en estas dos ciudades y nuestro personal solo puede llegar hasta allí con helicóptero.

¿Cómo vive la población en estos lugares?

Es una población muy empobrecida, que depende en gran medida de la ayuda que recibe. Muchos son desplazados se han visto obligados a abandonarlo todo –casas, campos, ganado, etc. – y huir a causa del conflicto. En Benisheick, Gwoza y Pulka, prácticamente no tienen posibilidad de cultivar, y salir de la ciudad para recoger madera para poder cocinar o venderla es peligroso. En los últimos meses, han aumentado las distribuciones de comida en estos tres lugares pero otras necesidades, como agua, saneamiento o salud, siguen sin estar completamente cubiertas.

Además, a estos tres lugares están llegando nuevos desplazados y no hay presencia suficiente de actores humanitarios para atender a estas poblaciones en aumento. Un ejemplo concreto, lo vemos en Pulka. Solo MSF asiste ahora mismo a los recién llegados, aunque son muchos; mientras estaba en Nigeria, en un solo día llegaron 500 personas a Pulka, sobre todo ancianos, mujeres y niños. Se ha construido un campo con algunas tiendas, pero no tiene letrinas ni puntos de agua, así que los desplazados no lo han ocupado. Alrededor del centro de salud que gestiona MSF, viven cientos de personas desde hace meses. Les hemos dado bienes de primera necesidad pero aun así las condiciones en las que viven no son aceptables.

¿Cuáles son las principales necesidades médicas?

El sistema de salud de Borno se ha deteriorado mucho a causa del conflicto: la atención primaria no funciona bien, las referencias son muchas veces imposibles, y los hospitales están colapsados. Así que el acceso a la salud de la población es muy limitado.

Hay muy pocas organizaciones respondiendo a estas necesidades así que hay carencias dramáticas en materia de salud, sobre todo en atención de urgencias, cirugía, transfusiones, salud mental y prevención. En algunos lugares, somos los únicos actores médicos para grandes poblaciones y altamente vulnerables.

Las principales enfermedades que tratamos son desnutrición, malaria, infecciones respiratorias… Patologías muy ligadas a las pobres condiciones de vida. Muchas personas llegan a estas localidades sin nada y luego reciben muy poco. Y esta es la situación de las personas que vemos, porque para MSF todavía hay muchas zonas de Borno donde por seguridad no podemos acceder y no sabemos qué está pasando.

Por otra parte, sabemos que en estos proyectos tenemos un número muy alto de consultas externas y es normal. Son personas que han pasado por experiencias muy duras ligadas a la violencia y que ahora viven una vida totalmente dependiente y les duele el alma, así que es importante el apoyo en salud mental y psicosocial.

¿Qué actividades lleva a cabo MSF en estas zonas?

En las tres localidades tenemos en marcha proyectos nutricionales. Ahora mismo, con las distribuciones de alimentos y el final de la estación de malaria, la situación nutricional ha mejorado pero sigue siendo una preocupación importante para nosotros.

Además en Benisheick, gestionamos un centro de salud y tenemos ciertas camas para hospitalizar a los niños que lo necesitan. No existe ningún otro centro sanitario operativo en la ciudad. En Gwoza, trabajamos en un centro de salud y en el hospital, donde gestionamos las hospitalizaciones, la maternidad y las urgencias. Y en Pulka, trabajamos en el centro de salud donde también ofrecemos servicios de atención materna.

Además, hemos hecho una campaña de vacunación de sarampión en estas tres áreas porque se detectaron casos debido a la baja tasa de cobertura y estamos preparados reforzar la vacunación rutinaria de los niños más pequeños con nuevas campañas que cubran otros antígenos.

En el futuro, queremos tener más capacidad en estas localidades. Sabemos que las referencias son muy complicadas y peligrosas, así que queremos poder tratar los casos más graves que nos lleguen.

 

Actualmente, gestionamos 10 centros sanitarios en seis localidades de Borno (Maiduguri, Monguno, Damboa, Gwoza, Pulka y Benesheikh) y hacemos visitas a otras seis.