El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa y una de las principales causas de muerte en niños pequeños. No existe un tratamiento específico: los pacientes son aislados y reciben tratamiento para la carencia de vitamina A, la deshidratación y otros síntomas y complicaciones. La mayoría de los afectados se recuperan, pero entre el 3 y el 20% no lo consiguen. Existe una vacuna segura y económica que reduce drásticamente el número de casos y muertes, pero sigue estando poco disponible en países con sistemas sanitarios débiles, por lo que siguen produciéndose brotes de gran magnitud. Cuando hay un brote, nuestros equipos vacunan a todos los niños de la región afectada para evitar una epidemia.
En 2017, vacunamos a 2.095.000 personas en respuesta a brotes epidémicos.