El hospital La Paz, objetivo de un bombardeo simulado
Denunciamos los ataques a hospitales y personal médico en países en conflicto con una proyección sobre la fachada del centro hospitalario madrileño. En 2016, se produjeron más de 100, una muestra del absoluto desprecio por la protección de los civiles. #NoSonUnObjetivo

El pasado 13 de diciembre, Médicos Sin Fronteras (MSF) denunciamos con un vídeo 'mapping' sobre la fachada principal del edificio del Hospital General La Paz los bombardeos y ataques que sufren hospitales y personal médico en zonas de guerra como Siria o Yemen. La fachada del hospital fue el escenario sobre el que simulamos un ataque aéreo mediante sonido e imágenes.
En los dos últimos años, estos ataques se han vuelto habituales en los conflictos armados, como si fueran algo inevitable e inherente a estos, pero no es así. “Estos bombardeos y agresiones son indicadores de la forma en la que se están conduciendo actualmente las guerras, con una absoluta falta de respeto por las poblaciones civiles atrapadas en zonas de conflicto”, declara nuestro director general, Joan Tubau.
En 2016, hemos contabilizado al menos 50 ataques a hospitales propios o apoyados por nuestra organización mientras que en 2015 fueron 106 los ataques a 75 hospitales. Y esto es solo la punta del iceberg. Así, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la primera mitad de 2016 fueron 113 los ataques a la misión médica.
“La destrucción premeditada de una instalación médica conlleva la pérdida de un servicio esencial para una población ya de por sí muy vulnerable”, continúa Tubau, En muchas ocasiones, el hospital destruido es la única estructura médica de la zona y, con su desaparición, miles de personas se quedan sin posibilidad de recibir atención médica vital cuando más la necesitan.
“En los últimos meses, Alepo se ha convertido en el ejemplo aterrador de esa brutal tendencia. Las estructuras de salud en el este de la ciudad han sido atacadas incesantemente con el objetivo perverso de privar a la población de asistencia médica en los momentos más duros de la guerra. No hay un solo hospital que no haya sufrido daños; la mayoría han quedado fuera de servicio. Una estrategia cínica e inhumana que persigue la victoria militar a cualquier precio”, recuerda Tubau.
Desamparados
Si se vulnera el Derecho Internacional Humanitario, si su violación puede desestimarse como ‘error’ o una ‘terrible tragedia’, entonces el personal médico y los pacientes en zonas de guerra quedan completamente desamparados. Esos ataques no son errores, son agresiones ilegítimas y sin escrúpulos a unas instalaciones médicas en funcionamiento.
La sucesión de este tipo de ataques sobre centros y personal sanitario demuestra el absoluto desprecio de los diversos actores armados en estas guerras al marco legal que ampara la acción humanitaria. Ante este escenario, la comunidad internacional ha fracasado a la hora de asumir la responsabilidad colectiva por el exponencial aumento de las víctimas civiles en los conflictos armados.
El Consejo de Seguridad de la ONU está fallando a la hora de poner en práctica la Resolución 2286, que hasta la fecha se ha quedado en el plano de la retórica vacía. La situación en terreno se ha deteriorado desde la adopción de la Resolución en mayo: los ataques a la misión médica continúan con aparente impunidad, desde Yemen a Siria.
Existe falta de voluntad política entre los Estados miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que luchan en las coaliciones y entre aquellos que consienten sus acciones. Somos testigos del enorme abismo y la hipocresía entre los compromisos y la falta de acción para poner fin a los ataques.
“No podemos permitirnos que se violen las leyes de la guerra con total impunidad. Incluso la guerra tiene reglas que deben respetarse siempre”, concluye Tubau.