Javier Bardem: "Me atraen las personas que son capaces de hacer cosas por los demás, saber qué les impulsa"

Actuar le sale de forma natural. Según los entendidos, Javier Bardem podría ser el Marlon Brando español, ya que su trabajo interpretativo nace de la inspiración, la intuición y la emocionalidad.

MSF
23/08/2004

Contrariamente a su apariencia sencilla, se enfrenta a personajes cada vez más complejos psicológicamente, que le han consagrado como uno de los mejores actores del panorama actual. Al margen de ese éxito, el actor guarda también otros valores que le han llevado a hacer público su compromiso moral y político. Actitud que le ha hecho seleccionar sus últimos guiones, trasladando al cine diversas problemáticas sociales. Su última película abordará concretamente el mundo de la acción humanitaria en África, que el actor ha indagado a través de MSF. Socio de la organización desde hace varios años, Bardem ha viajado a Etiopía para vivir en carne propia parte de esa realidad. Éstas son sus experiencias, sus opiniones sinceras sobre las ONG. Ésta es la cara más desconocida y humana del actor español.

Pregunta.¿Qué le mueve a un actor como tú hacerse socio de MSF?

Respuesta.Me hice socio de MSF, así como de otras ONG, cuando empecé a tener algo de dinero (risas). En mi familia siempre ha existido un gran compromiso social. Creo que, en general, los ciudadanos occidentales que hemos sido educados en la moral cristiana tenemos un sentimiento de culpa que nos hace colaborar con diversos movimientos sociales. Damos nuestro dinero para que se invierta de la mejor forma posible.

P. ¿Esperas de una ONG determinados mensajes políticos ante la sociedad?, ¿cuál crees que es su labor más importante?

R. En un principio lo que deseba era que el dinero llegara a las poblaciones. Ante la tragedia del huracán Mitch, la sociedad española se volcó y parte de esos fondos nunca llegaron a su destino. Eso a la gente le duele muchísimo. Yo sé que una ONG seria, como MSF, está fuera de esos circuitos de corrupción y por ello le exiges mucha más transparencia. Creo que la acción de MSF, la de ser testigo de los conflictos internacionales de nuestro tiempo y denunciar todo aquello que pasa inadvertido ante los ojos de la comunidad internacional es su labor más esencial.

P.¿Cuál crees que es la imagen que la sociedad tiene de MSF?

R. Creo que MSF es la ONG de mayor credibilidad y repercusión internacional. Se ha ganado la confianza de la gente porque hace tangibles los problemas de los demás, sin recurrir al atropello visual. Eso dice mucho de una organización.

P. Y tú, ¿cómo te imaginabas MSF?

R. Tenía una visión muy hippie y me he encontrado a una organización con una capacidad de trabajo y profesionalidad muy impactante. He conocido a gente hermosa. Los expatriados no son ni dioses ni héroes. Son personas reales que sencillamente hacen su trabajo cotidiano. Me ha maravillado su filosofía de vida, la pérdida de la inocencia, su enfoque pragmático y profesional ante los problemas.

Y es que contactas de una forma mucho más directa con MSF, ya que tu próxima película trata sobre el humanitarismo...

Así es. Hace varios años surge la posibilidad de trabajar en una película norteamericana, titulada The last face, de la directora independiente Erin Dignan. El guión me interesó desde el principio, ya que aborda la realidad de la ayuda y la acción humanitaria de una forma seria y documentada. La película se rodará dentro de varios meses en Suráfrica y plantea el conflicto de Sierra Leona en los años noventa, así como el trabajo humanitario que se llevó a cabo durante la crisis. El film gira alrededor de la figura de un médico (papel que yo protagonizaré) que se enamora de una compañera de trabajo. La película plantea distintas visiones de lo humanitario en un clima doloroso, amoroso y muy real. De ahí que me ponga en contacto con MSF. Quería comprender cómo se comportaría un médico en esa situación. Nosotros, los actores, estamos obligados a informarnos sobre el contexto y la esencia de nuestros personajes, sobre todo por el respeto a las personas que interpretamos.

P. Entonces MSF te propone acompañar a un equipo a Etiopía que llevará a cabo una campaña de vacunación contra la meningitis…

R. Para mí este viaje ha sido un privilegio. Los primeros días todo el equipo de MSF se preguntaba qué hacía un tipo como yo en un lugar como ése. Lo que más me impactó fue la humanidad, el humor, el compromiso de los expatriados. Yo les preguntaba que después de haber visto tantas guerras y tanto sufrimiento, se deben tener muchas pesadillas... Ellos me decían que simplemente se habían topado con la vida y con la muerte, y que preferían eso a estar dormidos. Esta filosofía de vida me pareció valiente y admirable, porque creo que es la contraria a la que se sigue en Occidente. Nuestras grandes epidemias en el norte son las obsesiones, la agresividad, los problemas imaginarios y el miedo a la muerte.

Esta experiencia, ¿te ha ayudado para tu personaje?, ¿qué vivencias incorporarás a tu trabajo actoral?

Me ha ayudado para mi personaje y para mi vida. Me atraen las personas que son capaces de hacer cosas por los demás. Me atrae también investigar desde dónde lo hacen, cuál es el verdadero motivo y el motor que les impulsa. Me gustaría incorporar a mi personaje la idea de libertad que tienen los expatriados, su profesionalidad y su rotundo rechazo a que la ayuda humanitaria surge desde la culpa, la condena, la obligación o el trauma. Quiero trabajar desde la alegría.

P. El cine puede ser un vehículo de denuncia social, ¿te interesa trabajar estas temáticas como actor?

R. Creo que el buen cine puede despertar conciencias. El cine no cambia el mundo pero sí lo puede poner a debate y eso ya es importante. Antes que anochezca, donde encarno a un poeta cubano condenado por su homosexualidad, fue mi primer papel en el que me enfrenté a un personaje real que había vivido unas circunstancias extremas. Después vino Los lunes al sol y también Pasos de Baile. Ahora acabo de terminar el rodaje de la última película de Alejandro Amenábar sobre la eutanasia. Todos estos proyectos me han hecho encontrarle mucho sentido a mi trabajo. The last face es una delicia de película. Mi personaje será muy rico en matices, sus emociones son muy intensas, que es exactamente lo que he comprobado en Etiopía. Este tipo de proyectos no son muy comunes, a lo mejor en tu vida como actor encuentras dos o tres: éste es uno de ellos.