La desnutrición se ceba con los más pequeños en Kivu Norte, en República Democrática del Congo

Durante los seis primeros meses de 2025, las muertes ocurridas entre las 24 y las 48 horas tras el ingreso de los pacientes en nuestro centro de tratamiento intensivo para pacientes con desnutrición en Walikale se ha disparado en un 309% con respecto al mismo periodo de 2024.

MSF
24/07/2025
Walikale

Walikale, una ciudad de la provincia de Kivu del Norte, en República Democrática del Congo (RDC), se ve azotada por una crisis humanitaria que no deja de agravarse. En marzo y abril, la intensificación de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y varios grupos armados —entre ellos el M23/AFC y diversas milicias aliadas de ambos bandos— provocó desplazamientos masivos, una creciente inseguridad alimentaria y un alarmante aumento de la desnutrición.

A finales de 2024, la mayoría de las organizaciones internacionales ya se habían retirado de Walikale debido a la falta de financiación. Y a día de hoy, Médicos Sin Fronteras llevamos 13 años trabajando en esta localidad y somos la única organización humanitaria internacional que sigue presente en la región, lo que somete a una presión considerable a nuestros equipos.

“Aunque hay varias ONG locales que siguen trabajando en Walikale, la retirada de las organizaciones internacionales dificulta el apoyo a un sistema sanitario desbordado y mal equipado”, afirma Meaghan Hawes, nuestra coordinadora de proyectos en Walikale. “La situación actual es insostenible a medio y largo plazo”.

Entre el 1 de enero y el 1 de junio, las admisiones en el Hospital General de Referencia de Walikale, donde trabajamos, aumentaron un 6,7% con respecto al mismo periodo del año pasado. La Unidad de Nutrición Terapéutica Intensiva (UNTI) también ha registrado un aumento del 41,3% en las admisiones, con 12 muertes infantiles registradas en abril y otras 34 en mayo. "La ocupación de las camas del hospital ha superado regularmente el 150 % en los últimos meses. Esto pone de relieve la urgencia de contar con apoyo y recursos adicionales”, añade Hawes.

  • Mujeres y niños se dirigen al hospital de Walikale, en Kivu Norte.

El conflicto actual ha puesto a prueba la economía local, lo que ha empujado a muchos trabajadores agrícolas a buscar trabajo en las minas de los alrededores de la ciudad. Este desplazamiento de la mano de obra agrícola ha provocado una fuerte caída de la producción alimentaria local, lo que ha agravado la inseguridad alimentaria y la desnutrición. Desde enero, el precio de la harina de maíz ha aumentado un 50%, el de las hojas de mandioca un 22%, el de la leche un 16% y el de la carne un 9%, según un análisis de los precios del mercado que hemos realizado.

Las tendencias de mortalidad relacionadas con la desnutrición son especialmente preocupantes: en el primer semestre de 2025, las muertes ocurridas en las primeras 24 horas tras el ingreso en la UNTI aumentaron un 88,9%, y las ocurridas entre las 24 y las 48 horas tras el ingreso se dispararon un 309% en comparación con el mismo periodo de 2024.

Estas cifras muestran que muchos pacientes llegan en estado crítico, a menudo porque se enfrentan a importantes obstáculos para acceder a la atención sanitaria. Incluso antes de la reciente escalada, Walikale ya era un desierto médico: los habitantes tenían que recorrer largas distancias para llegar a centros de salud que a menudo carecían de recursos y personal.

El reciente estallido de violencia no ha hecho más que agravar estas dificultades, complicando aún más el acceso a la atención médica urgente. “Muchos centros de salud de la región han sido saqueados. Hemos visto instalaciones completamente vacías. Hay centros en los que incluso han robado la báscula para pesar a los niños”, afirma Hawes.

“También se observan niveles preocupantes de absentismo entre el personal sanitario congoleño, debido a que muchos de ellos no han cobrado sus salarios durante largos periodos de tiempo y a que otros se han visto obligados a tener que huir de la región para tratar de poner a salvo sus vidas”, continúa Hawes.

  • Christophe, técnico de laboratorio en el hospital de Walikale.

MSF prestamos apoyo al Hospital General de Referencia de Walikale y a una red de siete centros de salud más pequeños, centrándose en el tratamiento de la desnutrición infantil, la pediatría y la atención prenatal. También gestionamos una clínica para supervivientes de violencia sexual, que incluye servicios de salud mental, y ha puesto en marcha iniciativas para garantizar el acceso al agua, mejorar el saneamiento y las condiciones de higiene, con el fin de prevenir epidemias como el cólera.

La persistente inseguridad en la región, a la que también están expuestos nuestros equipos, sigue complicando enormemente la logística para el transporte de suministros médicos. Desde que la ciudad de Goma, capital provincial, cayó en manos del M23 en enero, su aeropuerto permanece cerrado. Los enfrentamientos también hacen intransitable la carretera principal que une Goma con Walikale.

En este contexto, nos vemos obligados a redirigir nuestros envíos a través de Ruanda y Uganda, antes de volver a entrar en RDC por la provincia de Ituri para finalmente llegar a Walikale. Esta ruta larga y compleja puede requerir más de tres semanas de tránsito y suponer un coste de unos 8.000 dólares por carga.

“Los combates a lo largo de las principales carreteras también limitan nuestra capacidad para llevar a cabo actividades como clínicas móviles en los alrededores de Walikale, lo que dificulta aún más el acceso a la atención médica de las comunidades locales. Hacemos un llamamiento a todas las partes para que faciliten el paso seguro del personal y del material médico”, denuncia Natalia Torrent, nuestra coordinadora general en el norte de RDC.