Es uno de los lugares al que acudir, y donde prestamos apoyo psicológico a cientos de personas que, como en el centro de Zernove, buscan asistencia y algo de estabilidad y protección en medio del desánimo, la incertidumbre, y el trauma causado por la guerra.
Los refugios de la región ucraniana de Járkov están llenos de personas que han huido de territorios ocupados o de zonas muy afectadas por los continuos bombardeos de la guerra entre Rusia y Ucrania. Han dejado atrás sus hogares, su comunidad y la vida tal y como la conocían. En el interior del refugio, reciben ayuda para cubrir sus necesidades básicas y encuentran un respiro y un espacio para reflexionar sobre su futuro.
Colaboramos con la organización local de voluntarios Way of Ukraine, que gestiona un refugio de tránsito en Zernove, en la región de Járkov. El refugio recibe a personas procedentes del corredor humanitario de Krasnopillya, donde una media de 100 personas al día cruza la frontera entre Rusia y Ucrania, procedentes principalmente de los territorios ocupados de Donetsk y Luhansk.
Aproximadamente el 20% de las personas que cruzan la frontera, viajan inicialmente a la ciudad de Járkov, donde son acogidas en el refugio de tránsito de Zernove durante una media de 1-2 días, antes de continuar su viaje a otros lugares del este de Ucrania.
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En Zernove, al norte de Ucrania, MSF presta apoyo a un albergue de tránsito gestionado por la ONG local Way of Ukraine, para personas desplazadas por la guerra. © MSF/Alina Eleuterova
En los primeros meses tras la apertura del refugio de tránsito, proporcionamos apoyo en salud mental a las personas que lo necesitaban, ya fuera mediante sesiones de grupo o consultas privadas para quienes requerían un intercambio más personal.
Uno de estos pacientes es Vitali, un hombre de 75 años de Kupyansk, en la región de Járkov, que soportó la ocupación y los incesantes bombardeos durante siete meses, y ahora reside temporalmente en el refugio. vital y tomó la difícil decisión de abandonar Kupyansk después de que los bombardeos destrozaran las ventanas y dañaran el tejado de su apartamento. Situada a solo 50 kilómetros de la frontera rusa, la ciudad de Kupyansk está ahora en ruinas.
"Todo está diezmado: no hay registro civil, ni notario, ni banco, ni escuela, ni guardería, ni tienda. Es un paisaje desolador", se lamenta Vitali.
En el refugio reina el desánimo. Muchos han perdido sus casas, y aunque algunos reciben ayuda de familiares en otras ciudades ucranianas o en el extranjero, persiste una sensación de incertidumbre y aislamiento.
"Nuestros encuentros abarcan un amplio espectro de personas que afrontan diversas experiencias. Algunos se enfrentaron a la violencia, otros se marcharon por puro agotamiento mental, incapaces de soportar por más tiempo los incesantes bombardeos. Anhelan reconstruir sus vidas, encontrar una apariencia de estabilidad", explica Mulilla Timchenko, nuestra supervisora de compromiso comunitario.
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Yulia Timchenko, supervisora de promoción de la salud de MSF, revisando las notas de las reuniones con los pacientes desplazados por la guerra que residen en el refugio de tránsito de Zernove. © MSF/Alina Eleuterova
Olena*, una mujer de 70 años de Oleshky, recuerda a los soldados rusos ocupando las casas abandonadas como bases improvisadas. Olena también dejó atrás su casa y todo lo que tenía cuando huyó en busca de seguridad. "Fue horrible. Iba al trabajo en bicicleta, siempre deprisa por la amenaza constante de explosiones", cuenta Olena.
"Mis hijos viven en Odessa y no los he visto desde que se intensificaron los combates. Lo primero que quiero hacer cuando vuelva a verlos es abrazar a mi nieta", continúa Olena, con la voz temblorosa mientras se le saltan las lágrimas.
A pesar de todos los problemas causados por la guerra, prevalece un sentimiento de camaradería. "En medio de su agotamiento, la gente se une y se organiza para encargarse de la cocina y la limpieza. Es una prueba de su resistencia y su espíritu inquebrantable", dice Yuliya, nuestra compañera y supervisora de compromiso comunitario.
Han pasado seis meses desde la creación del refugio, y los últimos han estado marcados por una oleada de esfuerzos para ayudar a los desplazados. A finales de noviembre, casi 3.000 personas habían encontrado refugio entre estos muros, donde se coordinan necesidades cruciales que van desde la asistencia médica y jurídica hasta el apoyo psicológico.
Tras prestar apoyo psicosocial esencial directamente en el refugio durante los primeros meses de su apertura, hemos empezado a ayudar a Way of Ukraine a poner en marcha esas actividades por sí misma. Gracias a nuestro apoyo financiero, la organización contrató a un psicólogo, un trabajador social y una enfermera para que asistieran a las personas del refugio. Nuestro personal de psicología impartió formación y realizó el seguimiento de los pacientes con el psicólogo. En total, 276 personas del refugio han recibido apoyo en salud mental: 75 a través de consultas individuales y el resto a través de 50 sesiones de grupo que se han celebrado.
Además, estamos cubriendo los costes de alquiler del refugio y del combustible utilizado para llevar a cabo las evacuaciones. También hemos donado lavadoras y secadoras, calefactores, camas y otros muebles, mantas, pequeños electrodomésticos, ropa, así como material médico para las consultas de salud que está atendiendo el personal de enfermería.
*Seudónimo utilizado por razones de seguridad.
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