Fouzia Bara es una enfermera franco-marroquí con experiencia previa en primeros auxilios psicológicos. Acaba de regresar de Marruecos tras dos semanas formando parte de nuestro equipo de respuesta a emergencias. Prestó primeros auxilios psicológicos a los habitantes de los pueblos más afectados. Durante su trabajo en Marruecos, Fouzia se reunió con más de 150 personas, en sesiones de grupo o individuales, sobre todo con mujeres, niños, niñas y jóvenes voluntarios.

“Llegué el 11 de septiembre, dos días después de que el terremoto sacudiera la región del Alto Atlas marroquí. Fue el seísmo más fuerte que Marruecos había sufrido en décadas, causó cerca de 3.000 muertos y unos 6.000 heridos. Junto con otros cuatro equipos de MSF, visitamos decenas de pueblos. Más de 50.000 casas quedaron destruidas, la electricidad se cortó en varios pueblos y algunos quedaron completamente arrasados, lo que dificultó el acceso. 

A pesar de la gravedad del seísmo, las autoridades marroquíes lanzaron rápidamente una intervención masiva, con el apoyo de algunos otros Estados, para buscar cadáveres entre los escombros y atender a los heridos. También enviaron helicópteros para evacuar a las personas que se encontraban en zonas remotas y en las montañas. Las autoridades estaban respondiendo a las necesidades médicas urgentes e inmediatas de la población, pero la necesidad de apoyo en salud mental aún no estaba cubierta. 

Por la larga experiencia de MSF en la respuesta a terremotos, sabemos que a veces no se da prioridad a la salud mental, pero es un elemento clave para ayudar a la gente a adaptarse, recuperarse y reconstruir sus vidas
 

  • Fouzia Bara es una enfermera franco-marroquí con experiencia previa en primeros auxilios psicológicos.

Como médico que habla árabe y bereber, pude hablar con la gente, escuchar sus historias y ayudarles a expresar y hablar de sus emociones. Por lo general, poder impartir sesiones de primeros auxilios psicológicos en bereber es un reto porque en Marruecos escasean los psicólogos que hablen esa lengua. 

Dada mi formación, pude hacer sesiones de grupo sin traductor. Vi lo inmenso que era el shock en las personas, independientemente de su edad. Lo que más se manifestaba era miedo y ansiedad. Al principio, varias personas no podían hablar con facilidad. Una mujer de un pueblo que visité cerca de Tigouga perdió a sus tres hijos. El más pequeño solo tenía un mes. No hablaba durante el día y por la noche lloraba constantemente y buscaba a sus hijos por el pueblo.  

En estas zonas montañosas, la gente lo perdió todo en cuestión de segundos: perdieron su pasado, su presente y su futuro. Son bereberes que vivieron aquí durante siglos y no están dispuestos a abandonar sus tierras, lo que añade una capa de ansiedad e incertidumbre de cara al futuro: “¿Cómo reconstruiré mi vida? ¿Volverá a ser lo que era antes? Se acerca el invierno y vivimos en tiendas de campaña. Esto no es sostenible”. Estas eran algunas de las preguntas más recurrentes que escuchaba durante las sesiones, y todas forman parte del camino de la curación. En un pueblo de la región de Taroudant, sólo sobrevivió una persona. Allí vivían 70 personas. 

Además de la movilización masiva de las autoridades marroquíes, cientos de jóvenes cooperantes, en su mayoría de provincias vecinas, acudieron en solidaridad y ayudaron en las tareas de socorro. No se libraron del trauma y las necesidades eran tan elevadas como las de otras personas que conocí. El grupo de jóvenes voluntarios con los que trabajé, de entre 17 y 24 años, estaba conmocionado. Las sesiones les permitieron digerir y comprender lo que les estaba ocurriendo. A medida que avanzaban las sesiones, se abrían y compartían sus sufrimientos que antes ocultaban o no se atrevían a hablar, pues querían mantenerse fuertes. Este espacio era muy necesario para que estos jóvenes voluntarios pudieran afrontar mejor sus emociones. El terremoto también ha reavivado muchos trastornos mentales ocultos que la gente tiende a enterrar durante años, empeorando su situación y sus síntomas.

MSF trabajaremos en las próximas semanas con las autoridades y organizaciones locales para ofrecer atención de salud mental gratuita y ayudar a la gente en su recuperación. Hay que ayudar a miles de personas y hacerlo lo antes posible, cuando el trauma aún está fresco y para prevenir los trastornos de estrés postraumático. 

Estamos trabajando con personal de psicología, promotores de salud y trabajadores sociales marroquíes, formándoles para identificar las necesidades de la gente y prestar primeros auxilios psicológicos mediante sesiones individuales o de grupo. También les formaremos para identificar los casos graves que requieren apoyo adicional y deben ser derivados a atención especializada o psiquiátrica. 

Una experiencia traumática como sobrevivir a un terremoto requiere un apoyo inmediato con un acceso cada vez mayor a la asistencia de salud mental, para evitar problemas de salud mental a largo plazo. Esta asistencia sanitaria crítica a veces se descuida debido a la prioridad que se da a aquellos cuyas heridas son visibles.