Mozambique: el aumento de la violencia compromete cada vez más el acceso a la atención médica en Cabo Delgado
Más del 50% de los centros han sido destruidos, y muchas comunidades no pueden acceder a atención médica. Aun así, brindamos consultas, partos, atención para VIH, tuberculosis y salud mental, llegando a una media mensual de 18.000 personas en cuatro distritos gravemente afectados.
Exige la protección de la población civil y la misión médica

Pemba, 16 de julio de 2025.- Mientras Cabo Delgado experimenta un alarmante aumento de la violencia, el acceso a la atención médica para las comunidades en situación de vulnerabilidad se ve gravemente comprometido. Casi ocho años de conflicto en el norte de Mozambique ya han tenido un gran impacto en los habitantes de la provincia, donde más de 400.000 personas se encuentran desplazadas.
Los combates y la inseguridad han obligado a reducir las actividades médicas y han limitado la movilidad del personal sanitario y de las comunidades en las zonas afectadas. Médicos Sin Fronteras (MSF) hacemos un llamamiento para que se proteja al personal sanitario y a los centros de salud de la violencia, y para garantizar una respuesta humanitaria coordinada en los lugares que experimentan un aumento repentino de las necesidades debido a la llegada de personas desplazadas.
En 2025, 43.000 personas se han visto desplazadas tras ataques e incidentes violentos, y más de 134.000 personas se vieron afectadas por la violencia solo en mayo, según OCHA. Este es el aumento más significativo de la violencia desde junio de 2022. Muchos de los incidentes violentos recientes ocurrieron en el distrito de Macomia, Mocímboa da Praia, Muidumbe y Meluco, e incluso se extendieron a la vecina provincia de Niassa.
Macomia, una importante ciudad en el centro de Cabo Delgado, fue atacada por un grupo armado no estatal en mayo de 2024, lo que nos obligó -así como a otras organizaciones humanitarias- a detener o suspender nuestras actividades. Logramos reanudar gradualmente nuestras operaciones en abril de 2025. Más de un año después del ataque, solo un centro de salud está operativo en el distrito, en comparación con los siete centros de salud que funcionaban anteriormente.
En 2025, tuvimos que suspender actividades extramurales en comunidades periféricas en cinco ocasiones debido a la inseguridad, durante al menos dos semanas cada vez, especialmente en Macomia y Mocímboa da Praia. Esto dejó a miles de personas sin acceso a la atención médica y puso en peligro la continuidad de la atención a los pacientes.
Nuestros equipos brindan atención médica básica, tratamiento para el VIH y la tuberculosis, servicios de salud sexual y reproductiva, apoyo en salud mental, así como atención materno-pediátrica. También realizamos donaciones de medicamentos y suministros médicos, y proporcionamos servicios de agua y saneamiento. Entre enero y mayo de 2025, realizamos una media mensual de 18.000 consultas médicas (tanto hospitalarias como ambulatorias), 30 derivaciones de pacientes que necesitaban atención especializada y atendimos 740 partos en los cuatro distritos donde opera.
Las limitaciones, y en ocasiones la incapacidad, para ofrecer atención debido a este contexto inestable tienen un profundo impacto. Esto se evidencia en nuestros datos médicos: en abril, nuestros equipos en Mocímboa da Praia realizaron 12.236 consultas ambulatorias. En mayo, a medida que se intensificaron los incidentes, esa cifra se redujo drásticamente a 1.951.
Una parte crucial de nuestra respuesta la llevan a cabo los equipos de promoción de la salud y los agentes de salud comunitarios (APE en portugués). Trabajan con las comunidades para compartir información esencial sobre salud y promover prácticas saludables, como el lavado de manos y el tratamiento del agua para prevenir enfermedades. MSF capacitamos a algunos de estos trabajadores para identificar y tratar enfermedades comunes, como la malaria, una de las principales causas de muerte en la región, y para procesar la derivación de pacientes que requieren atención especializada.
“Compartir información de salud es muy importante en tiempos de conflicto, cuando muchas personas se ven afectadas psicológicamente”, afirma Fátima Abudo Laíde, nuestra promotora de salud en la comunidad de Malinde, distrito de Mocímboa da Praia. “A veces, una persona está enferma, pero no puede hablar abiertamente, porque no se encuentra bien emocionalmente. Les ayudo a buscar tratamiento en el centro de salud más cercano, para que no se sientan aislados. He enfrentado situaciones difíciles, como acompañar a una mujer en labor de parto a las tres de la mañana, a pesar de sentirme insegura. Pero estamos aquí para apoyar a nuestra comunidad, superar el miedo y asegurarnos de que nadie se quede sin ayuda”.
Además de sufrir angustia psicológica aguda y trauma, algunos pacientes se ven obligados a interrumpir sus tratamientos. Esto es especialmente preocupante para mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con discapacidad y personas con enfermedades crónicas o VIH.
“Recuerdo un caso en la comunidad de Mbau: una mujer embarazada entró en trabajo de parto a altas horas de la noche”, cuenta Sunga Antônio, nuestra partera en el Hospital Rural de Mocímboa da Praia. “El promotor de salud nos pidió ayuda, pero era demasiado tarde y arriesgado evacuarla. Dio a luz en la comunidad y solo pudimos llevarla al hospital por la mañana. Lamentablemente, entró en coma, probablemente por complicaciones, ya que estaba embarazada de gemelos. Si el centro de salud local hubiera estado funcionando, podría haber recibido atención oportuna y tenido un parto sin complicaciones”.
Los recientes recortes en la ayuda humanitaria siguen empeorando la situación en Cabo Delgado. Esta escasez de fondos ilustra un problema global más amplio: la capacidad colectiva para responder a las necesidades de la población se está desmoronando en todos los sectores y organizaciones. “El conflicto de Cabo Delgado se ha convertido en una grave crisis humanitaria”, afirma Finiose. “Afecta todos los aspectos de la vida, especialmente la atención médica y la educación, y despoja a las personas de su dignidad. Necesitamos acceso seguro a las comunidades necesitadas y el apoyo de otras organizaciones para poder ayudarlas a afrontar las consecuencias de esta crisis”.
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In April 2025, after nearly a year of suspended activities, MSF returned to Macomia town to resume medical support. MSF teams now assist the Ministry of Health at the main health center and carries out regular assessments in camps for internally displaced people to better understand and respond to the community’s needs. © Marília Gurgel/MSF