La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Esta enfermedad puede tratarse y puede prevenirse mediante una vacuna, y sin embargo sigue siendo la principal causa infecciosa de mortalidad infantil. Provoca un 15% de las muertes en menores de 5 años: según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, solo en 2019 murieron más de 740.000 niños y niñas en todo el mundo.

Unas inadecuadas condiciones de abrigo y refugio, un saneamiento insuficiente y el hacinamiento de personas pueden agravar el riesgo de que esta y otras infecciones respiratorias se propaguen, por ejemplo en una población desplazada, y sobre todo si hay desnutrición infantil. Por eso es una de las enfermedades más habituales en nuestros centros de salud en crisis de desplazamiento.

¿Cómo se transmite?

La neumonía puede ser causada por virus, por bacterias o por hongos. En menores de 5 años, la causa de infección más frecuente son los virus y las bacterias neumococo y Haemophilus influenzae tipo b (Hib, que causa la gripe tipo B). Se propagan por vía aérea, al toser o estornudar.

Los virus y bacterias entran por la nariz o la garganta, y al ser inhalados pueden infectar los pulmones: el tejido pulmonar se inflama, lo que permite que cualquier bacteria que allí se encuentre inicie una infección secundaria, que se propaga rápidamente por los pulmones. Los alvéolos se llenan de líquido (que puede espesarse) y esto obstaculiza el intercambio de oxígeno entre los pulmones y el flujo sanguíneo. La enfermedad puede progresar muy rápidamente, en cuestión de horas, si el niño está desnutrido o padece otras enfermedades, como el sarampión.

¿Qué síntomas tiene?

Los síntomas más habituales son tos, dificultad respiratoria, taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria), a menudo fiebre alta (pudiendo superar los 39 grados) y, en los casos graves, respiración ruidosa o bronca, cianosis (color azulado en labios, mucosas nasales o uñas), tiraje intercostal (depresión del borde inferior de la pared torácica al inspirar mientras la parte superior del abdomen se eleva), somnolencia y rechazo a beber o amamantarse, pudiendo llegar a desarrollar sepsis (infección generalizada).

¿Cómo se trata?

En menores de 5 años, la neumonía grave de origen bacteriano se trata con antibióticos mediante inyección o perfusión, para lo cual es necesaria la hospitalización durante un periodo de generalmente 10 días; además, se administran medicamentos para la fiebre y debe asegurarse una correcta hidratación, si es necesario mediante suero. Los niños mayores de 2 meses que no tengan signos graves de la enfermedad pueden ser tratados con antibióticos en atención ambulatoria.

¿Cómo se previene?

La neumonía puede prevenirse mediante una vacuna, tanto la nemocócica conjugada (VNC) como la vacuna contra la Hib. Durante los últimos años se han producido avances en el acceso a estas vacunas, aunque el elevadísimo número de menores que siguen muriendo por esta enfermedad en el mundo es un indicador claro de que el camino recorrido es insuficiente. Parte de las barreras están relacionadas con su precio: la VNC por ejemplo, que solo fabrican Pfizer y GSK, es muy cara.

¿Cómo trabajamos?

Nuestros equipos tratan a niños y niñas con neumonía de forma regular ya que es una de las principales causas de mortalidad infantil en los contextos en los que trabajamos. Como la enfermedad puede evolucionar con mucha rapidez, es esencial que el tratamiento se haga lo antes posible. Los casos graves se hospitalizan, mientras que los demás son tratados en ambulatorio. Además, con el fin de atender al máximo número posible en zonas aisladas, hemos optado por la formación de agentes comunitarios de salud, para que puedan diagnosticar la neumonía en sus propios pueblos, administrar el tratamiento cuando el caso no sea grave y derivar solo al centro de salud a los que sí lo sean.

Además, estamos ampliando nuestras actividades de vacunación contra el neumococo. Hemos lanzando campañas masivas en situaciones de emergencia, por ejemplo en poblaciones refugiadas o desplazadas en Nigeria, Etiopía y Sudán del Sur, y en países como República Centroafricana estamos vacunando de forma preventiva cada vez que tenemos la oportunidad; en 2016, también vacunamos contra la neumonía en Grecia dentro de nuestros programas de asistencia a personas refugiadas y migrantes. Pero necesitamos que esta vacuna reduzca su precio, con el fin de llegar a más niños y niñas en otras emergencias.

En 2015, tras años de conversaciones infructuosas con Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK), lanzamos una campaña internacional de firmas para conseguir que ambas empresas redujeran el precio de la vacuna neumocócica a 4,5 euros por niño las tres dosis necesarias. El precio más bajo disponible es de unos 9 euros y solo está disponible para los países de ingresos bajos a través del mecanismo de financiación de la Alianza GAVI, pagado por los países donantes y por tanto por los contribuyentes.
Finalmente, en septiembre de 2016, GSK decidió bajar el precio y Pfizer hizo lo propio en noviembre, una decisión que cubre las vacunaciones en crisis humanitarias; esperamos que ambas compañías redoblen esfuerzos para incluir a todos los países en desarrollo. En efecto, esta vacuna es tan cara que solo la mitad de los países del mundo han podido empezar a utilizarla: en estos momentos, hay niños y niñas sin proteger contra la neumonía en países como Indonesia, Irak, Jordania, Líbano, Rumanía, Siria o Tailandia, entre muchos otros.