¿Qué es la polio?
La poliomielitis, comúnmente conocida como polio, es una enfermedad viral muy contagiosa que puede causar parálisis irreversible.
La polio afecta principalmente a niños menores de 5 años. La mayoría de los niños infectados no presentan síntomas, pero pueden transmitir el virus y causar casos potencialmente mortales.
Según la Organización Mundial de la Salud, los casos de poliomielitis han disminuido en más de un 99 % desde 1988, pasando de unos 350.000 casos a 175 en 2019. En 2021, solo se notificaron 6 casos.
A menos que se elimine el virus, seguirá propagándose, especialmente en zonas de conflicto y otras áreas donde las personas desplazadas viven en condiciones insalubres, lo que constituye el entorno perfecto para la reaparición y propagación de la enfermedad.
En la actualidad, el poliovirus salvaje de tipo 1 afecta a dos países: Pakistán y Afganistán. El poliovirus salvaje de tipo 2 fue declarado erradicado en septiembre de 2015.
Tratamiento y vacunación contra la polio
Se puede administrar terapia de apoyo, pero no existe cura para la parálisis. Sin embargo, la infección por poliomielitis se puede prevenir con la vacunación, que es esencial para la erradicación mundial de la enfermedad.
Polio en Gaza
En julio de 2024 se detectó la poliomielitis en Gaza. Al mes siguiente, según el Ministerio de Salud, se diagnosticó a un bebé varón con el poliovirus de tipo 2, el primer caso confirmado, ya que la Franja de Gaza había estado libre de poliomielitis durante los últimos 25 años.
El Ministerio de Salud y las Naciones Unidas han puesto en marcha una campaña de vacunación contra la poliomielitis a gran escala en Gaza, y nuestros equipos prestarán apoyo logístico y organizativo en 5 centros de salud de toda la Franja. La campaña, dirigida a unos 640.000 niños menores de 10 años, es un paso positivo, pero sigue siendo una gota en el océano en respuesta a las críticas necesidades médico-humanitarias.
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Un niño recibe la vacuna oral contra la polio durante una vacunación en Mala, República Centroafricana. © Amadou Barazé/MSF
Polio: datos clave
¿Cómo se transmite la polio?
La polio se puede contraer por contacto con una persona infectada. El virus entra por la boca y se multiplica en el intestino, propagándose por todo el cuerpo al entrar en el torrente sanguíneo.
En algunos casos, el virus también puede infectar el sistema nervioso central, multiplicarse dentro de las células nerviosas y destruirlas. Esto provoca parálisis de las extremidades, sobre todo de las piernas. De las personas que desarrollan parálisis a causa de la poliomielitis, hasta un 10% muere debido al fallo de los músculos respiratorios.
¿Cuáles son los síntomas de la polio?
La mayoría de las personas no desarrollan síntomas, pero pueden contagiar el virus a otras.
Los síntomas típicos son: fatiga, dolores de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y dolor en las extremidades. Estos síntomas suelen desaparecer por sí solos y las personas se recuperan por completo.
Alrededor del 1% de los casos de poliomielitis causan parálisis de las extremidades y, en ocasiones, de los músculos respiratorios.
¿Cómo se puede prevenir la polio?
Existen dos tipos de vacunas disponibles para la prevención: la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV) y la vacuna inactivada contra la poliomielitis (IPV). Si se vacuna a un número suficiente de personas en una comunidad, el virus se verá privado de huéspedes susceptibles. Esto impedirá su propagación y provocará su desaparición.
La vacuna oral contra la poliomielitis es fácil de administrar, segura y proporciona una protección que puede durar toda la vida. También produce una respuesta inmunitaria en el intestino, lo que la hace eficaz para prevenir la transmisión del virus dentro de las comunidades.
La vacuna inactivada contra la poliomielitis se administra en cuatro dosis mediante inyección. Es más cara que la vacuna oral, produce un nivel de inmunidad más bajo y no detiene la transmisión de persona a persona. Por lo tanto, la vacuna oral contra la poliomielitis ha sido la vacuna elegida en muchos países.
Sin embargo, dado que la vacuna oral contiene poliovirus atenuados (debilitados), en casos extremadamente raros, el uso de la OPV puede provocar casos de poliomielitis. Por esta razón, tan pronto como un país ha erradicado la transmisión de la poliomielitis salvaje (casos de poliomielitis no relacionados con la OPV), se le pide que deje de utilizar la OPV en sus programas de inmunización sistemática.
Erradicación de la polio
Tras la puesta en marcha en 1988 de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis (GPEI), cuyo objetivo era lograr un mundo libre de poliomielitis, quedan dos países endémicos: Afganistán y Pakistán.
Los sistemas sanitarios y las infraestructuras deficientes, los conflictos y las malas condiciones de higiene han obstaculizado la erradicación de la poliomielitis en estos países.
Para detener la transmisión del virus dentro de estos países y su propagación a otros, es necesario coordinar la planificación de la inmunización y lograr una alta cobertura de vacunación. La estrategia de erradicación no solo consiste en programas de vacunación, sino también en la vigilancia para detectar y notificar los casos, con el fin de poder controlar los posibles brotes de poliomielitis y proporcionar inmunizaciones.
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