“El mundo va a recordar esto por mucho tiempo”, sentencia la Dra. Lisa Searle, miembro de nuestro equipo que trabaja en las estaciones de metro de Járkov, en Ucrania, para proporcionar atención médica a las personas que la necesitan. En este texto, describe lo que ha visto y lo que viven sus pacientes día con día.
“Lviv me recibió con un viento frío y el sonido de las sirenas antiaéreas, lo que me mantuvo despierta durante mi primera noche en Ucrania. Al día siguiente, ya estaba de camino a Vinnytsia. Mientras cruzaba el país, estaba claro que la gente estaba preparada para lo peor , con carreteras
“Pronto comprendí que los jóvenes, las mujeres y los niños y las personas con acceso a un coche y dinero eran las más afortunadas: pudieron huir al oeste de Ucrania y a los países vecinos".
Niños con miedo de dormirse, personas que sienten que no pueden respirar, pacientes con la tensión arterial muy alta y riesgo de sufrir un derrame cerebral. El Dr. Morten Rostrup relata la situación en una estación de metro en Járkov.
Desde que comenzara la guerra, más de cinco millones de refugiados han huido del país, pero miles continúan huyendo de la primera línea de frente. Nuestra labor es adaptarnos lo mejor posible a la gravedad, la escala y la velocidad de la guerra, que han causado enormes necesidades y sufrimiento.
La población civil atrapada en ciudades sitiadas necesita un paso seguro y que lleguen los suministros humanitarios. Tienen derecho a estar protegidos por las reglas de la guerra y el derecho internacional humanitario, en todo lugar y en todo momento.
Los ataques se produjeron el lunes 4 de abril y afectaron al hospital pediátrico regional y al centro oncológico de la ciudad. “Se produjeron varias explosiones muy cerca de nuestro personal en el transcurso de unos 10 minutos”, explica Michel-Olivier Lacharité, nuestro coordinador general en el país.