Millones de personas viven en una emergencia cotidiana, sometidas a conflictos armados, violencia y desplazamiento, a enfermedades endémicas y epidémicas, a desastres naturales, y a la exclusión de la atención sanitaria. Estas personas reciben una asistencia muy escasa y la mayor parte de sus necesidades más urgentes quedan sin respuesta: estas situaciones generan un enorme sufrimiento, y por ello son los contextos donde trabajamos habitualmente.

A partir del momento en el que la crisis se desencadena, cada minuto cuenta. El Fondo de Emergencias tiene un papel crucial en la rapidez de nuestra intervención: permite que el equipo humano de la Unidad de Emergencias esté siempre preparado para desplazarse al escenario de la crisis en cuestión de horas y que el material, organizado en kits especializados, esté listo para su envío inmediato.